La pandemia de coronavirus acentuó aún más las desigualdades en el ámbito de la salud y el bienestar en muchas naciones, volvió a alertar hoy el director general de Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien reiteró su preocupación por el desfasaje en la distribución de vacunas en detrimento de los países más necesitados.
Tedros dirigió un preocupante mensaje sobre el flagelo en conmemoración del Día Mundial de la salud, que se celebra cada 7 de abril.
Ante esta complicada situación, que afecta especialmente a las naciones que se enfrentan a la discriminación, la pobreza, la exclusión social y las condiciones adversas de vida y de trabajo, la OMS realizó varios llamados para actuar urgentemente con el fin de mejorar la salud de los sectores más afectados.
El organismo ponderó la llegada de las primeras vacunas del mecanismo asistencial Covax a Cabo Verde y exhortó nuevamente a acelerar el acceso equitativo de las vacunas, que de momento acaparan los países más ricos.
Destacó que para lograrlo es “fundamental” el apoyo al sistema Covax, la iniciativa global en la que participa la ONU y que trabaja con los gobiernos y las empresas farmacéuticas para garantizar que las vacunas estén disponibles en todo el mundo, objetivo todavía lejos de ser alcanzado
“Aunque esta no es la única condición, también son vitales productos básicos como el oxígeno médico, los equipos de protección personal, pruebas de diagnóstico y medicamentos seguros, así como los mecanismos para distribuir de forma justa todos estos productos dentro de las fronteras nacionales”, reseñó.
Al mismo tiempo, refirió que el Acelerador del acceso a las herramientas contra la enfermedad (Acelerador ACT), que busca establecer pruebas y tratamientos para cientos de millones de personas en países de ingresos bajos y medios, “todavía necesita 22.100 millones de dólares para cubrir las expectativas vitales allí donde se necesitan desesperadamente”.
Tedros lamentó que “al menos la mitad de la población mundial sigue sin acceso a los servicios sanitarios esenciales”.
“Mas de 800 millones de personas gastan al menos el 10% de sus ingresos familiares en atención sanitaria, y esos gastos conducen a la pobreza a casi 100 millones de personas cada año”, indicó.
Añadió que a medida que los países avanzan en el combate al coronavirus, “será vital evitar recortes en el gasto público en salud y otros sectores sociales”.
“Es probable que tales recortes aumenten las dificultades de los grupos ya desfavorecidos, debiliten el rendimiento del sistema sanitario, crezcan los riesgos para la salud, aumenten la presión fiscal en el futuro y socaven los logros del desarrollo”, advirtió.
Tedros sostuvo que “de ampliarse las intervenciones de atención primaria en los países de ingresos bajos y medios se podría salvar 60 millones de vidas y aumentar la esperanza de vida media en 3,7 años para 2030”.
“En muchos países, la pandemia ha causado graves repercusiones socioeconómicas superiores al impacto del virus en la salud pública, tales como la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de la pobreza, problemas educativos y dificultades en la alimentación”, amplió.
Ponderó que “algunos países ya han puesto en marcha planes de protección social para mitigar estos efectos negativos e iniciado un diálogo sobre cómo seguir prestando apoyo a las comunidades y las personas en el futuro”
“Pero muchos todavía se enfrentan a dificultades para encontrar los recursos necesarios para llevar a cabo acciones concretas y será vital garantizar que estas valiosas inversiones tengan el mayor impacto en los más necesitados, y que las comunidades desfavorecidas participen en la planificación y ejecución de los programas”, concluyó.
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