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La esposa de Pablo Gazze salió a defenderlo mediante una carta abierta

La esposa del médico que está acusado de una serie de abusos sexuales, y detenido desde el jueves, salió en su defensa mediante una carta abierta a la comunidad de Reconquista y Avellaneda.

 

A la opinión pública y a la sociedad de Reconquista y Avellaneda:

Desde ya defendemos y sostenemos la inocencia del Dr. Pablo Gazze, injustamente denunciado, enjuiciado y ahora privado de la libertad.

Luciana Magnago, en nombre de la familia, amigos y allegados de Pablo queríamos repudiar las denuncias hechas contra su persona sosteniendo la falsedad de las mismas, así como también rechazar la decisión del Fiscal de solicitar la prisión preventiva y asimismo la resolución del Juez, quién hizo lugar a ese planteo argumentando que los fundamentos para tan drástica medida de privación de la libertad estaban dados. Dos de ellos son el entorpecimiento de la investigación penal y el peligro de fuga; ni uno ni otro acaeció realmente.

De ninguna manera Pablo, ni nadie de su familia buscó o buscará entorpecer la investigación penal; el hecho que algunos medios periodísticos e incluso el mismo fiscal aducen como entorpecedor fue una llamada que Pablo realizó a un amigo y paciente, para entender un poco el porqué de todas estas denuncias y considerar llamarlo a este sujeto como testigo propio de la defensa. Siendo éste ex marido de una de las denunciantes, el hecho se prestó a confusión, más aún cuando el acusador adujo que era testigo de la Fiscalía. En ningún momento esto fue notificado a la defensa de Pablo Gazze, existiendo así un desconocimiento total de que se lo había propuesto como testigo. Hasta el momento no existe certeza alguna de cuándo fue llamado por la fiscalía para testificar, pero se cree que la citación fue posterior al llamado telefónico de Pablo Gazze. En ningún momento esta llamada se tornó amenazadora o intimidante, el tenor de la misma y cómo se desarrolló muestra que fue sólo un llamado entre dos amigos, entre un paciente y su médico, una relación de larga data; bajo ningún punto de vista se amenazó a la familia de nadie, eso es sólo una mentira fabricada por medios periodísticos.

En todo momento Pablo estuvo a disposición de la Justicia y siempre se prestó voluntariamente para todo acto procesal donde se requería su presencia. Su voluntad siempre fue la de ayudar y prestar la cooperación necesaria para el esclarecimiento de los hechos y la averiguación de la verdad. Bajo ningún punto de vista el peligro de fuga estaba dado. Pablo tiene un arraigo enorme en esta ciudad de Reconquista, hace más de 10 años viene construyendo su carrera profesional y su vida familiar aquí mismo. Su gran apuesta fue siempre apoyar y hacer crecer la salud y la prestación de la misma en esta ciudad; tiene a su cargo consultorios, es directivo de un Sanatorio de la ciudad, además de participar activamente de otras instituciones de salud. Creer que Pablo podría llegar a darse a la fuga, dejando atrás su nombre, su profesión y su familia, no es posible. Esto quedó nuevamente de manifiesto al entregarse voluntariamente ante las autoridades policiales luego de conocer la decisión del juez respecto a su detención, estando una vez más a disposición de la justicia, contrariando lo que muchos medios digitales periodísticos y personas particulares en sus redes sociales sostuvieron, que Pablo se había fugado.

Por ello sostenemos firmemente que la prisión preventiva resulta ampliamente excesiva para el caso.

Estas denuncias que le fueron realizadas al Dr. Gazze son inconsistentes y difíciles de creer. No se corresponden ni con la forma de ser de Pablo como persona ni como médico especialista en flebología y linfología. Si uno lee las declaraciones de las denunciantes, se observan datos que no serían técnicamente viables o sostenibles.

En muchas de las declaraciones éstas mujeres sostienen que Pablo les“realizaba masajes linfáticos” en la misma sesión donde iban a tratarse las varices por medio del tratamiento esclerosante. En primera medida, el Dr. Gazze, pese a estar formado y capacitado para realizar drenajes linfáticos (es médico linfólogo) no los practica, por su propia decisión elige derivar los mismos a kinesiólogos.

Para que la gente sepa y tenga en cuenta, el tratamiento esclerosante se realiza por medio de pequeñas inyecciones en las piernas a través de las cuales se inserta a las varices un líquido llamado “glicerina crómica al 0,5%”. Esto que se menciona provoca un ardor muy molesto y doloroso, en muchos pacientes casi inaguantable, por lo que creemos que sería imposible que una paciente tolere que el profesional masajee la zona pinchada o incluso ella se duerma durante el tratamiento, como así declaró una de las denunciantes.

En esta línea, en otra declaración la denunciante sostiene que se quedó dormida en la camilla, aduciendo que probablemente el Dr. Gazze les inyectaba alguna sustancia para dormir a sus pacientes. Es imposible, y esto lo explican los médicos, sedar o adormecer una persona con tan pequeños pinchazos y más aún en los miembros inferiores. A esto agregan las denunciantes que el médico les colocaba música para que se relajen; la realidad es que Pablo coloca música en su consultorio en el 100% de las sesiones que realiza, es una constumbre sin otro fin más que generar un ambiente cálido (como otros médicos hacen).

Lo que también se lee en las declaraciones es que el Dr. Gazze masajeaba las piernas después de haber concluido con el tratamiento esclerosante, realizaba el“masaje linfático” como se refieren las denunciantes, inclusive manifiestan que el médico les aplicaba cremas o aceite. Esto no sería posible al culminar con una sesión esclerosante, porque si uno analiza el protocolo médico de dicho tratamiento (1° pinchazo, 2° inyección de la sustancia, 3° fuerte compresión, 4° colocación de un algodón con cinta), al finalizar se colocan pequeños algodones con cinta de papel en cada uno de los lugares donde se hicieron los pinchazos, por lo que aplicar sustancias cremosas o algún tipo de óleo en las piernas no sería posible e incluso prudente; así como tampoco cabría la posibilidad de masajear la piel con todos los elementos mencionados que se colocan posterior a los pinchazos y la inflamación que resulta de los mismos. El único momento en donde el médico toca las piernas es al realizar una fuerte compresión posterior al pinchazo, lo que se hace en el lugar donde se efectuó,  y aunque genere un poco de incomodidad y dolor, es imprescindible para que el tratamiento cumpla su función.

Claramente existe una mal intencionalidad o una muy mala interpretación de lo que es el tratamiento o fue en su momento. El protocolo médico en el consultorio de Pablo siempre fue el mismo para todas las pacientes, e innumerables testigos lo pueden demostrar, sean estos pacientes, otros médicos e incluso la secretaria. Las sesiones no duran más de 40 minutos, la música está en constante reproducción por el solo hecho de que hace más cálido el lugar; las y los pacientes arriban al consultorio y el mismo queda a disposición de ellos para que se coloquen la bata con la que deben vestirse, proporcionada por el Dr., quien se retira del salón para que el o la paciente se cambie.

Finaliza la sesión, sale un o una paciente y entra otro u otra, es una agenda muy apretada la que maneja Pablo, por lo que prolongar las sesiones para hacer los “masajes linfáticos” como dicen las denunciantes, no sería posible en muchos sentidos.

Dentro de sus costumbres de trabajo Pablo siempre se preocupó por enviar mensajes de texto o WhatsApp a sus pacientes para consultarles la evolución del tratamiento por lo general al día siguiente del mismo, teniendo en cuenta que la escleroterapia puede ocasionar efectos adversos o complicaciones sin riesgos, pero a tratar en forma inmediata. Y de la misma forma, él recibía consultas constantemente de sus pacientes por el mismo medio digital. Tengamos presente que hoy el celular y la mensajería instantánea son una regularidad y una herramienta de trabajo más en todas las profesiones.

Pablo Gazze se desempeña como médico hace más de 10 años, habiendo atendido a más de 20.000 pacientes, haciendo miles de sesiones de tratamiento esclerosante, y nunca en tantos años ejerciendo su profesión fue cuestionado o puesto en duda como persona y como profesional.

No sabemos si lo que impulsa esto es una mala interpretación de un tratamiento médico, o una mala intencionalidad proveniente de algún sector de la actividad en la que trabaja mi marido. Llama mucho la atención el rápido y drástico accionar de la justicia al momento de tomar la decisión tan extrema como es privar de la libertad a una persona que siempre colaboró y cooperó con el proceso.

A pesar del dolor que sentimos mi hijo y yo de no poder contar con la presencia de Pablo, me mantengo fuerte por él y con la plena confianza en que la Justicia dará la preeminencia y la importancia que requiere el principio fundamental de inocencia.

Luciana Magnago

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