La historia es de Victoria Daniela Sosa, una joven trans de Barrio Cooperación Sur en la ciudad de Avellaneda. Con un corazón gigantesco da de merendar a más de 130 niños que todas las tardes van a su domicilio en busca de su ración diaria.
“Me levanto pensando en qué le voy a hacer a los chicos cada día, hace cuatro meses pensé en hacer esto, veía muchos chicos que andaban en la calle, me animé y acá estoy”, dijo a Agencia eu!
La joven junto a algunos integrantes de su familia todas las tardes les da la merienda a un número variable de niños de ese barrio, y de otros que llegan a buscar su ración diaria.
“También cuando nos donan hacemos algunas raciones los domingos al mediodía. Pero urgente necesitamos una heladera y una garrafa, porque no tenemos. Y quisiera que alguien nos done, porque todo lo que recibimos es de los vecinos que aportan la mercadería”, dijo Victoria.
“Vivo con mi padre, él no tiene trabajo, yo no recibo ayuda de nada, no tengo ningún beneficio…”, y al romper en llanto en medio de la nota reconoció que de chica fue discriminada por su condición de género.
“De chica se burlaban de mí, pasé muchas cosas, sé lo que es el hambre, sé lo que es la discriminación y es horrible. Me discriminaban en la escuela, en el barrio, pero siempre traté de salir adelante por mis propios medios, pero viví la calle, me prostituí pero gracias a Dios hoy ya salí de eso y no me averguenzo de eso, pero hoy estoy cumpliendo un sueño”, reconoció.
Victoria conoce el nombre de casi todos los chicos que van a buscar la merienda en la tarde de cada día, “porque desde hace cuatro meses que venimos haciendo esto. No me sobra nada, no tengo ingresos, sobrevivimos el día a día pero cumplimos el sueño de darle de comer a los chicos”, comentó.
“Para cuando termine la Pandemia quiero que los chicos vengan a tomar la merienda acá en mi casa. Los quiero a todos juntos con la pancita llena y que después cada uno se vuelva a su casa”
En silencio, sin la ayuda de los políticos… solamente con el aporte de muchos vecinos esta joven trans no le pagó a la sociedad con la misma moneda porque enfrentó los desafíos y a pesar de su humildad económica todos los días da la merienda a más de 130 niños, y algunos adultos que se integran, porque el hambre está. El hambre es una realidad.
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