El BCRA publicó el REM de abril, que mostró un pesimismo creciente por parte de las consultoras y bancos: proyectan un derrumbe histórico. Una buena: el IPC de abril sería de 2,4%.
El consenso de consultoras y bancos de la city proyecta que la caída de la actividad será la más grave desde el 2001-2002, con un desplome del PBI de 7,4%. Además, si bien consideran que la inflación de abril será de 2,4%, más leve que lo imaginado en la previa, subieron 5 puntos la proyección de largo plazo y ya esperan un IPC de 44,3% en la interanual de diciembre. El dólar oficial, con precio regulado por el Gobierno, terminaría el año en $86.
Los datos corresponden al Relevamiento de Expectativas de Mercado ( REM) de abril, publicado por el BCRA. Así, el desplome del PBI superará, según los analistas, al 6% ocurrido en 2009, que se dio en el marco de la crisis global generada por la burbuja de las subprime. Pero también sería más grave que la proyección oficial de un deterioro de 6,5%, el número que apareció publicado en un borrador oficial durante la semana.
Así, la contracción acumulada de la economía durante el período 2018-2020 alcanzaría el 11,6%, si el número proyectado por el REM se corrobora en la realidad (hubo bajas de 2,5% en el 2018 y de 2,1% en el 2019). Semejante derrumbe sólo sería comparable con el que generó la salida de la convertibilidad: en 2001 el PBI cayó 4,4% y en el 2002 la devaluación marcó un desplome de 10,9%. En total entre los dos años la contracción fue de 14,8%. No tan lejos del panorama que pintan los analistas.
Además, para los economistas la recuperación tardará mucho en llegar: proyectan una mejora de 4,2% en 2021 y otra de apenas 1,9% en 2022. En dos años un rebote de sólo 6,1%, que encontrará al 2023 con la economía operando por debajo de los niveles del ya de por sí muy mal 2019 y lejísimos de los niveles de 2017, previo al desplome generado por las devaluaciones de Cambiemos.
Para abril los analistas se pusieron optimistas en materia inflacionaria: esperan 2,4%, lo que marcaría una nueva desaceleración tras el 3,3% de marzo. En cambio, para los meses siguientes, ya iniciado un lento proceso de salida de la cuarentena, las proyecciones empeoran y entre junio y octubre el IPC promedio volvería al 3,4%. El año terminaría con una inflación de 44,3%. Peor a la esperada hace un mes pero mejor que el 53,8% que dejó el 2019.
Por último, proyectaron un déficit primario de $1,3 billones. Es decir, de 4,4% del PBI, si se toma la proyección oficial de un producto de $29,3 billones.
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