¿Corte de pasto como éxito de gestión? La curiosa narrativa del gobierno de Pullaro

En un anuncio que parece haber tomado inspiración más del manual de marketing que del sentido común, el gobierno de Maximiliano Pullaro presentó con bombos y platillos el inicio de licitaciones para el desmalezado de rutas provinciales, un acto que debería ser asumido como una de las tareas más básicas de cualquier administración vial. Esta movida fue promovida como un “inédito proceso”, lo cual nos invita a reflexionar sobre cómo los estándares de gestión parecen estar siendo rediseñados para aplaudir la ejecución de meras obligaciones.

El ministro Lisandro Enrico, al frente del Ministerio de Obras Públicas, destacó que “es la primera vez que el Gobierno provincial va a licitar el corte de pasto de todas las rutas pavimentadas”. Aunque esta declaración podría sonar innovadora, lo cierto es que mantener las rutas transitables y seguras, incluyendo el control de la vegetación que obstaculiza la visibilidad, es un deber elemental de cualquier gobierno responsable. No es un logro, es simplemente cumplir con el trabajo para el que fueron elegidos.

¿Qué hay detrás del anuncio?

Según el comunicado oficial, se llevarán a cabo 25 licitaciones para abarcar los más de 4.400 kilómetros de rutas pavimentadas en Santa Fe, con tareas que incluyen el corte de pasto manual y mecánico, limpieza de cunetas y mantenimiento de señalización. El esfuerzo fue dividido por zonas y anunciado con un nivel de detalle digno de proyectos de infraestructura de gran envergadura.

El propio administrador de Vialidad Provincial, Pablo Seghezzo, subrayó que “el mantenimiento es lo más básico”. Sin embargo, esa misma frase genera una contradicción evidente: ¿por qué entonces presentarlo como si fuera un logro extraordinario?

¿Gestión efectiva o retórica vacía?

Lo que debería ser una política de mantenimiento continua y sistemática parece haber sido transformado en una narrativa de “hito histórico”. Esto no solo deja en evidencia el bajo umbral con el que el gobierno está midiendo sus avances, sino que también refleja una desconexión con las expectativas ciudadanas.

Los santafesinos no buscan que se les anuncien como innovaciones lo que son derechos mínimos. Lo que demandan son rutas seguras, inversiones en infraestructura vial que resistan el paso del tiempo y, sobre todo, que la atención de las autoridades no se enfoque únicamente en lo visible, sino también en lo necesario.

Reflexión final

El desmalezado de rutas es una necesidad diaria que debería formar parte de cualquier calendario de mantenimiento vial, no un hecho “inédito”. Transformar esta actividad rutinaria en una estrategia de comunicación política solo profundiza la brecha entre la ciudadanía y sus gobernantes, quienes parecen más interesados en vender gestos que en garantizar resultados.

Santa Fe merece más que anuncios grandilocuentes. Merece un gobierno que haga de lo extraordinario una norma y no de lo básico una excepción.