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Daño y robo en el local Zaphira: entrevista a Gisela Soto

En la madrugada del pasado viernes, el local Zaphira, ubicado en Amenabar y Alvear, fue víctima de un robo que dejó a su propietaria, Gisela Soto, consternada. 

En una entrevista exclusiva realizada por La Grieta, Gisela Soto relató el suceso que ocurrió esa noche y los eventos previos que apuntan a una serie de robos planificados en la zona.

El viernes a las 4 de la mañana, Gisela recibió una llamada de la policía informándole que habían roto la vidriera de su local. Al llegar al lugar, descubrió que faltaban remeras y chombas, aunque lo más alarmante fue encontrar la caja registradora completamente vacía, a pesar de que nunca dejaba dinero allí. Además, se llevaron dos celulares que ya no funcionaban.

Los vecinos de la zona, alertados por el estruendo de la vidriera rota, llamaron al 911. Gracias a su rápida acción, se logró interceptar a un menor de edad en la calle Alvear al 600, quien aparentemente estaba involucrado en el robo. Sin embargo, debido a su edad, pronto quedó en libertad.

En la entrevista, Gisela Soto señaló que este joven “es conocido por sus actividades delictivas en la zona”. Además, mencionó que un vecino cercano, Luca Funes, también “sufrió un robo similar, donde la caja registradora fue el objetivo principal”.

La sospecha entre los comerciantes es que ha estado recorriendo la zona, apuntando específicamente a locales como Zaphira y el de Luca Funes. Los eventos parecen estar relacionados debido a la similitud de los robos y la cercanía geográfica.

Gisela también compartió que, días antes del robo, notó la presencia sospechosa de un joven en bicicleta observando su local. Aunque no pudo confirmar que se tratara del mismo individuo, esto levanta aún más sospechas sobre la planificación previa de los robos.

A pesar de que Gisela cuenta con sistemas de seguridad, incluyendo cámaras que vigilan la vidriera, los delincuentes parecen estar indiferentes a las advertencias, lo que sugiere que están bajo la influencia de drogas.

El costo del vidrio blindado que tuvo que reemplazar asciende a 30,000 pesos, un golpe financiero significativo para su negocio. A pesar de la intervención policial, las remeras robadas aún no han sido recuperadas.

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