
El domingo 25 de mayo de 2025 murió María Elba Debárbora, una joven de 33 años oriunda de Villa Ocampo que agonizaba en el Hospital Central de Reconquista luego de haber sido atacada brutalmente por su expareja, Lucas Niemiz, de 27 años. El hombre, en un acto de extrema violencia, le rompió el cráneo con un martillo y luego se dio a la fuga. La joven había sido derivada de urgencia desde el Hospital de Villa Ocampo, pero los esfuerzos médicos fueron en vano.
El crimen, que ha conmocionado a toda la región, fue cometido en un contexto de violencia de género reiterada. Niemiz violó una orden de restricción perimetral que había sido dispuesta por el Poder Judicial debido a antecedentes de violencia, desobedeciendo así una medida que buscaba proteger a María Elba de su agresor. Como en tantos otros casos, la medida judicial resultó insuficiente frente a un agresor determinado a concretar su ataque.
El fiscal Norberto Ríos, a cargo de la investigación, ordenó la inmediata detención de Niemiz, quien fue arrestado poco después del hecho y trasladado bajo custodia. En el procedimiento policial fue secuestrado el martillo con el que se habría cometido el femicidio. En los próximos días se realizará la audiencia imputativa, donde el Ministerio Público Fiscal lo acusará formalmente por el delito de femicidio, contemplado en el artículo 80 inciso 11 del Código Penal argentino, que establece la pena de prisión perpetua para quien mata a una mujer por razones de género.
Fuentes judiciales confirmaron que Niemiz tiene antecedentes por consumo de estupefacientes y protagonizó varios episodios de violencia previos contra María Elba. A pesar de las denuncias y de la medida cautelar de no acercamiento, el sistema no logró evitar este desenlace.
La muerte de María Elba Debárbora se suma a la larga y dolorosa lista de víctimas de violencia de género en el Norte de Santa Fe, y vuelve a poner en evidencia las limitaciones del Estado para proteger a las mujeres que se animan a denunciar. A pesar de las políticas públicas, de las campañas y de las normativas vigentes, las perimetrales siguen siendo letra muerta frente a agresores que no se detienen ante ninguna barrera judicial.
La comunidad de Villa Ocampo expresó su repudio al crimen y diversos colectivos feministas comenzaron a convocar movilizaciones para exigir justicia por Elba. También se espera que en las próximas horas se organice una marcha en Reconquista, ciudad donde finalmente perdió la vida.
El caso de Elba refleja el drama que atraviesan muchas mujeres en Argentina: la decisión de denunciar no es sinónimo de salvación, y el sistema judicial aún falla al momento de brindar una protección efectiva. La familia, los amigos y vecinos de Elba la despiden con dolor y claman por una justicia que llegue a tiempo para evitar más muertes.
Mientras tanto, el nombre de María Elba Debárbora se transforma en otro grito en las calles, una vida apagada por la violencia patriarcal y por un sistema que todavía debe dar muchas respuestas.
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