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Florencia cumple 139 años desde su fundación

La ciudad lleva el nombre de la hermana del fundador, una mujer que jamás pisó las tierras del norte santafesino.

Edward Martin Langworthy, hijo de George Langworthy y Elizabeth Hanna Martin, nació el 17 de octubre de 1847. Al fallecer su tío -Edward Riley Langworthy- en 1874 heredó una cuantiosa fortuna. Joven, alto y con su traje de navegante era bastante apuesto. Gustoso de las pasiones tempestuosas, celoso y un poco rudo se daba todos los gustos, no le temía a nadie excepto a su madre. Tras conocer a Mildred Sabine Palliser -bella joven de noble cuna pero que se dedicaba a la enseñanza al haber perdido su padre toda fortuna- le propuso casamiento.

Todo siguió muy bien pero cuando la madre de Langworthy la conoció le dijo que lo desheredaría si se casaba con una maestra. Tras una pelea volvieron a comprometerse pero él le dijo que debían mantenerlo secreto por temor a su madre. Mildred aceptó y partieron en el Meteor un palacio flotante con tripulación de 16 hombres, un piano, perros de caza y un chef francés.

Durante el viaje, él la presentó como su novia y contrajeron matrimonio en Francia en una iglesia católica. Como Mildred dudaba de la legalidad del acto, Edward le aseguró que era legal pero como ella insistía le prometió que volverían a casarse en Inglaterra. Pero una semana después le dijo que su madre era implacable, y que él dependía económicamente de su progenitora y su tía, y la convenció de trasladarse a Buenos Aires donde, lejos de su madre, se podrían casar ante un ministro inglés.

Creyendo en su palabra, ella se embarcó pero mientras cruzaban el Atlántico cuando le dijo que estaba embarazada comenzó a maltratarla, le dijo que no podía tener ese hijo, que eso lo arruinaría y que el matrimonio era inválido.

Ya en Buenos Aires no la dejó pisar tierra, la metió en un barco y la despachó de vuelta a Inglaterra. En casa de sus padres, ella dio a luz a Elizabeth Gladys y lo demandó. El pleito duró varios años y él hizo de todo para no acatar las decisiones de los jueces. Transfirió sus bienes a su hermana y su madre y se declaró en quiebra pero finalmente y mientras el asunto era discutido escandalosamente en la prensa que lo describió como un villano multimillonario- se dio por vencido y aceptó hacerse cargo. Mildred lo perdonó y volvieron a vivir juntos pero, tras reconciliarse y mientras estaban en París, Mildred falleció repentinamente y al otro día Edward M. Langworthy se suicidó, pegándose un tiro el 27 de octubre de 1898.

Su hermana menor

Florence Honor Langworthy era el nombre de la hermana menor de Langworthy y fue en su honor que la colonia fue así denominada y que convirtió a su fundador en un maharajá del chaco santafesino. Gabriel Carrasco señaló: “El señor Langworthy, hombre millonario, que pasa su vida en viajes espléndidos y en vapores propios,à santificó el nombre de su hermana”.

En medio del litigio judicial, Langworthy vendió Colonia Florencia a su madre en 1886. En 1890, representando a su madre, vendió la colonia a Luis Basail. Sin embargo, en 1892 Basail volvió a transferir la colonia a la Sra. Martin de Langworthy, lo cual demuestra que la operación anterior había sido un acto simulado.

En 1900, Florence Honor Langworthy recibió en herencia de su madre los bienes que aún quedaban en su poder en Colonia Florencia. Fue uno de los pocos casos donde está acreditado que se cumplieron los términos del contrato de colonización, tal como el gobierno nacional lo reconoció poco antes que Florencia Langworthy vendiera en 1903 a Luis Urdaniz lo que restaba del emprendimiento, culminando así la relación de la familia con Colonia Florencia.

Florence H. Langworthy falleció soltera en Berkshire, Inglaterra, el 6 de marzo de 1925, sin poner nunca un pie en esas tierras del norte santafesino donde su hermano creara una población que aún hoy lleva su nombre.

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