Significó la cifra más alta desde marzo de 2021. Los precios en alimentos se dispararon 7,5%, impulsados por verduras, frutas y carnes.
La inflación se aceleró a 4,7% en febrero, su mayor nivel en 11 meses, según informó este martes el INDEC. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue impulsado nuevamente por grandes aumentos en alimentos y en los últimos 12 meses trepó 52,3%.
Los aumentos en Alimentos y bebidas, la división de mayor incidencia en el IPC, marcaron un 7,5%, 2,6 puntos porcentuales por encima del registro previo. “Fue el dato más alto de la serie que inició INDEC en 2016, y récord desde 2014 tomando nuestro IPC”, detalló a este medio la analista de Ecolatina, Agostina Myronec.
Desde el Ministerio de Economía explicaron que “el indicador se vio afectado por el impacto de la suba de precios internacionales de los principales commodities, debido a la sequía y al conflicto en Ucrania”.
Al respecto, el economista Santiago Manoukian sostuvo en diálogo con Ámbito que el boom de los commodities ya venía impactando en los precios a nivel mundial desde 2021, pero que el efecto de la guerra recién comenzó a sentirse a fin de febrero, por lo cual explicó solo una pequeña parte de la aceleración inflacionaria en Argentina.
El especialista remarcó que la suba no provino principalmente de harina, fideos o aceites (afectados por el salto en el precio global de los granos), sino de carnes (fundamentalmente por la escasez en el mercado de hacienda) y frutas y verduras (por cuestiones estacionales y sequía).
En efecto, en el Gran Buenos Aires, los productos que más aumentaron fueron: lechuga (72,7%), tomate redondo (40,8%), cebolla (30,8%), limón (27%) y huevos de gallina (22,5%).
Pero más allá del factor estacional, que ya había influido en el dato de enero, Myronec destacó los aumentos del 5% en el ítem productos de consumo masivo (que incluye lácteos) y del 4,9% en carnes. “Generalmente la suba de alimentos es dinamizada por algún elemento del capítulo, ahora subieron todos. Hay que ver cómo impacta el alza en commodities, que se usa principalmente para alimentar ganado vacuno”, profundizó.
La otra división que arrojó un alza por encima del promedio general fue Transporte (4,9%), también muy relevante en la ponderación que asigna el INDEC en su medición. En este caso, la aceleración mensual de 2,1 puntos respondió principalmente a la suba autorizada en combustibles.
Paralelamente, también resaltaron aceleraciones en las subas de Equipamiento y mantenimiento del hogar, vestimenta, y el rubro vinculado con los alquileres de vivienda y los servicios públicos.
Uno de los datos más alarmantes de febrero fue que la inflación Núcleo, que no contempla cuestiones estacionales ni precios regulados por el Gobierno, ascendió al 4,5% y encadenó 17 meses consecutivos por encima del 3%.
Mientras tanto, la categoría precios Estacionales arrojó un fuerte incremento de 8,4%, aunque inferior al 9% de enero. Por su parte, los precios Regulados subieron 3,1% (vs 2,8% del mes anterior).
La cifra oficial del INDEC superó a las estimaciones del sector privado, que según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (BCRA) había previsto una inflación de 3,9% para el segundo mes del año, el mismo número que dio el INDEC para enero.
El acuerdo con el FMI prevé un aumento de precios de entre 38 y 48% para 2022. El ministro de Economía Martín Guzmán dijo en reiteradas ocasiones que para su cartera la inflación es un fenómeno “multicausal” y que, en ese sentido, su solución requiere de un enfoque integral que contemple tanto la acumulación de reservas (para evitar presiones sobre el dólar), como un financiamiento más sano del déficit fiscal (reducción de la emisión monetaria) y políticas de precios e ingresos (para coordinar expectativas).
Sin embargo, el mercado no cree en la proyección oficial. Según el último REM, la inflación anual esperada es del 55%.
Como si fuera poco, a la inercia del proceso inflacionario argentino y la escalada en la inflación internacional tras la pandemia de Covid-19, se le suma ahora una nueva disparada en el precio internacional de granos y energía, a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que podría echar aún más leña al fuego.
A modo de ejemplo, el valor récord del Gas Natural Licuado (GNL) genera más presión sobre los subsidios energéticos, lo cual a su vez podría llevar a mayores aumentos de tarifas respecto de lo previsto, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Cada vez que creemos que la situación se ordena todo se vuelve a complicar. Cuando pensamos que la pandemia nos dejaba un terreno libre como para poder avanzar se desata una guerra en Europa, que tiene repercusiones en todo el mundo, y también en la Argentina, que llegan en forma de complicaciones económicas”, dijo el presidente Alberto Fernández durante esta jornada, en referencia al impacto mundial en los precios, fundamentalmente de los alimentos.
En ese sentido, el mandatario anticipó que este viernes “empieza la guerra contra la inflación”, en alusión a un paquete de medidas que se anunciaría ese día.
Según lo trascendido, el paquete podría incluir una suba de retenciones a las manufacturas derivadas de la soja, ampliación del monto para el fideicomiso del trigo y mayores productos en Precios Cuidados, entre otras iniciativas.
“No creo que vaya a tener un impacto sobre la inflación real; puede ayudar en algunos casos puntuales. Los programas de Precios Cuidados son parches que no solucionan la inflación estructural que hay en Argentina. Impactan en algunos de los grandes supermercados y la mayoría de las personas consume en almacenes o chinos, donde las medidas no impactan”, aclaró Laura Testa, economista de Paridad en la Macro.
“Creo que estamos ante una inercia desmedida, que pareciera inmanejable para el Gobierno. No tengo la solución pero estamos llegando a un límite en el cual va a haber que empezar a tomar medidas muy estrictas porque la inflación impacta sobre los salarios y la pobreza, y perjudica más a los sectores vulnerables”, agregó.
Por su parte, Manoukian afirmó que hace falta un “plan consistente, un ancla creíble” para que la inflación baje en el largo plazo ya que “las tradicionales (salarios, tarifas, tipo de cambio) lucen acabadas”.
“Particularmente en marzo, mes ya jugado, la conjugación de aumentos en combustibles, educación, prepagas, tarifas de gas y electricidad e indumentaria pegarán fuerte”, proyectó para el próximo dato.
Si se anualiza el dato de febrero, la inflación resultaría del 73,5%, mientras que la anualizada del primer bimestre daría como resultado un 66%.
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