La madrugada de este domingo se vivió un momento de tensión y sorpresa en Avellaneda, cuando un conductor protagonizó una insólita maniobra para evitar un control de alcoholemia.
Manuel Soto, de 22 años, circulaba por la Avenida Héroes de Malvinas en su Ford Ranger, dirigiéndose hacia Avellaneda acompañado de dos mujeres. Al percatarse de la presencia del control de alcoholemia del lado de Avellaneda, el joven tomó una decisión temeraria: poner la camioneta en marcha atrás y acelerar violentamente.
La maniobra, lejos de ser efectiva, resultó ser un completo desastre. La Ranger se descontroló y terminó trepándose por uno de los laterales del viejo puente ferroviario, quedando en una posición precaria: dos ruedas apoyadas en el pavimento, una en el aire y la tercera colgando del puente.
“Pudo ser una tragedia, por suerte no venía nadie atrás de él”, comentó uno de los testigos presentes en la escena. El hecho generó un gran revuelo en la zona, atrayendo la atención de curiosos y automovilistas que pasaban por el lugar.
Afortunadamente, no se registraron heridos. Sin embargo, el imprudente accionar de Soto podría haber tenido consecuencias mucho más lamentables. Este caso sirve como un crudo recordatorio de los peligros de conducir bajo la influencia del alcohol, una práctica irresponsable que pone en riesgo la vida del conductor y de quienes lo rodean.
Este hecho no solo pone de relieve la importancia de los controles de alcoholemia, sino también la necesidad de generar mayor conciencia sobre los riesgos de la conducción bajo la influencia del alcohol. La responsabilidad individual y el respeto por las normas de tránsito son fundamentales para evitar tragedias en las rutas.
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