Máximo Thomsen, uno de los principales acusados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, declaró ante el Tribunal que lo juzga junto al grupo de rugbiers por el crimen de Villa Gesell y de esta manera rompió el famoso pacto de silencio que había entre los acusados.
Previamente se había largado a llorar mientras declaraba la mamá de Blas Cinalli y siguió quebrado cuando le tocó a la suya, Rosalía Zárate.
En ese momento policías le acercaron agua y pañuelitos al no poder contener las lágrimas.
“Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me tuve intenciones de matar a alguien. Jamás en la vida escuché muchas cosas sobre mí como desde hace varios días, años. Hablaban con tanto odio a mi persona que me hacía doler muchísimo porque yo jamás tuve esa intención. Quiero pedir disculpas, porque es algo que no hubiese buscado nunca. Me lastima saber que estuve en ese lugar, pero jamás tuve esa intención”, comenzó la declaración el joven Thomsen.
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