Es necesario hacer un análisis de las distintas alternativas con las que cuenta hoy el país para llevar adelante el proceso de dolarización de la moneda.
Un año más tarde, la propuesta de dolarización de la economía ha ganado espacio tanto a nivel político como en los círculos económicos, por lo que parece oportuno actualizar el análisis efectuado.
En primer lugar, se distinguía entre la dolarización parcial y total. En la primera, se permite el uso del dólar como moneda a la par del peso. En este esquema, el público decide la utilización del peso o del dólar para hacer sus pagos o cancelar obligaciones.
Sin embargo, la mayoría de las propuestas hoy en circulación apuntan a una dolarización total.
En este caso, el dólar pasaría a ser la única moneda de curso legal. Ello implica que el Banco Central debe retirar todos los pesos en circulación y canjearlos por dólares. ¿Es ello posible?
En abril, la base monetaria totalizaba unos 5 billones de pesos. Esto se traduce a que el rescate de la misma a un tipo de cambio de 470 pesos por dólar requeriría contar con una masa de casi U$S11.000 millones.
Empero, queda por resolver qué hacer con el resto de los pasivos remunerados del Banco Central cuyo principal componente son las Leliqs que para igual fecha, totalizaban casi 10 billones de pesos.
Una alternativa es canjearlas por deuda del Estado a largo plazo, la cual estaría denominada en dólares y se iría renovando o amortizando a lo largo del tiempo.
Hay quienes han propuesto rescatar también las Leliqs, pero en tal caso a los U$S11.000 millones habría que sumar casi U$S22.000 millones, por lo que se necesitaría un total de unos U$S33.000 millones.
Sin embargo, no resulta clara la necesidad de llevar a cabo tal rescate una vez dolarizadas las Leliqs. Entonces, ¿con qué cuenta el Banco Central para proceder a la dolarización?
Se podría recurrir a prendar de las reservas de oro en poder de dicha institución, pero se estiman en apenas unos U$S2.500 millones.
Para el resto, debería buscarse un prestamista dispuesto a secundar a la Argentina para llevar a cabo esta reforma monetaria aun cuando se opte por la alternativa de los U$S 11.000 millones.
Los candidatos serían el FMI, el Departamento del Tesoro o la Reserva Federal, pero el rechazo en Washington a una iniciativa de esta índole en los años noventa es un mal antecedente al respecto.
Otra alternativa sería la emisión de títulos de deuda pública en el mercado internacional con alguna garantía específica suficientemente sólida. ¿Cuál sería dicha garantía? ¿El patrimonio de YPF?
Pero lo cierto, es que U$S 11.000 millones es una cifra ínfima comparada con los casi U$S 400.000 millones de argentinos en el exterior.
Finalmente, queda la posibilidad de disponer del swap con China. Para utilizarlo, se requeriría canjear los remimbi (moneda china) por dólares, tal como se hizo en diciembre de 2015. Ello supone una negociación con el Banco Central de China para que autorice dicho canje.
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