La decisión final sobre el envío de fuerzas rusas recae en Armenia y Azerbaiyán, señaló el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha declarado este miércoles que le parecería “correcto” el despliegue observadores militares rusos a lo largo de la línea de control en la disputada región de Nagorno Karabaj, epicentro de los enfrentamientos bélicos entre Armenia y Azerbaiyán, para garantizar así un alto el fuego.
No obstante, el jefe de la diplomacia rusa puntualizó que la decisión final sobre el envío de fuerzas rusas de paz recae en Ereván y Bakú.
“Creemos que sería completamente correcto que hubiera observadores militares nuestros, pero la última palabra recae en las partes [en el conflicto]. Por supuesto, nosotros partimos del hecho de que tanto Ereván como Bakú tendrán en cuenta nuestras relaciones de aliados y de asociación estratégica”, indicó Lavrov en una entrevista con emisoras rusas.
La solución política es “la clave”
El canciller se mostró esperanzado ante la posibilidad de hallar una solución política al conflicto Nagorno Karabaj, y agregó que las propuestas elaboradas en este sentido por lo copresidentes del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) “permanecen en la mesa de negociaciones”.
“Su contenido ya es conocido: se trata de una liberación gradual de las regiones en torno a Karabaj, al tiempo que se observan las garantías de seguridad y se asegura —antes de que se determine el estatuto definitivo de Karabaj— una conexión confiable entre Armenia y Karabaj”, explicó Lavrov.
Al mismo tiempo, Lavrov destacó que “la clave” para lograr un arreglo político de la situación en la región en disputa pasa por acordar los mecanismos de alto el fuego, para lo que resulta “necesario reunirse de inmediato”. El ministro dijo haber trasladado su punto de vista a Bakú durante la conversación telefónica que ha mantenido esta misma mañana con su homólogo azerbaiyano, Ceyhun Bayramov.
El papel de Turquía
Interpelado sobre las relaciones ruso-turcas, Lavrov aseguró que Moscú ve a Ankara como un “socio muy cercano”, aunque el Kremlin nunca ha calificado a Turquía como un “aliado estratégico”.
El ministro reconoció que en muchas áreas, como Siria y Libia, la cooperación entre Rusia y Turquía “tiene un carácter estratégico”. Sin embargo, opina que “lo principal” es que los intereses que promueven los países en estas regiones sean legítimos y transparentes.
Sobre el papel de Ankara en el contencioso de Nagorno Karabaj, Lavrov aseguró que la parte rusa no comparte la posición turca sobre la posibilidad de una solución militar, que —según el ministro— coincide con la posición expresada “varias veces” por el presidente de la República de Azerbaiyán, Ilham Aliyev.
“Turquía confirmó que apoyará cualquier acción que tome Azerbaiyán para resolver este conflicto, incluidas las militares”, lamentó el canciller ruso. “Seguimos defendiendo nuestro punto de vista acerca de que un arreglo pacífico no solo es posible, sino que es la única forma de asegurar una solución sostenible a este problema”, enfatizó.
Además, indicó que la parte rusa mantiene contactos con Ankara a varios niveles. En particular, dijo haber hablado recientemente en repetidas ocasiones con su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu.
La disputada región de Nagorno Karabaj ha sido el epicentro de enfrentamientos bélicos entre Armenia y Azerbaiyán desde que el 27 de septiembre el antiguo conflicto por el control de la zona —que se remonta a 1988— estallara de nuevo con fuerza. Ambas partes se acusan mutuamente de la escalada y han sufrido pérdidas tanto de soldados como entre la población civil.
A las 12:00 (hora local) del pasado sábado entró en vigor el alto el fuego en Nagorno Karabaj acordado en Moscú. Sin embargo, a partir de entonces Armenia y Azerbaiyán se han acusaron mutuamente de violarlo en varias ocasiones.
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