Por Rodrigo Corti
Lo que cuenta Santiago Banegas en el informe que presentó ante la Corte y la Auditoría tiene algunas novedades, no tantas ya que gran parte lo narró en los distintos medios desde que se desató el escándalo a partir de su recusación planteada por la fiscalía en la audiencia contra los abogados Degoumois (x2), Baralle y Ghio. Algunos en el MPA consideran (por lo bajo) que el pedido de apartamiento fue el peor error en toda la estrategia, elaborada con colaboración directa desde el despacho de María Cecilia Vranicich. Lo que cuenta en el escrito oficial el juez tiene todo el impacto y fuerza de denuncia, que a los relatos anteriores les faltaba. Porque deja lo abstracto y aporta datos, como nombres, fechas y registros. Esto es algo más que un simple y repetido enfrentamiento mediático entre la magistratura y la fiscalía. Y quizás así lo entendió el Auditor General, Leandro Mai, cuando decidió enviarlo a la legislatura para su análisis.
Banegas le pone nombre y apellido a quien buscó correrlo de la causa, el autor se llama Rubén Martínez. Detalla como el fiscal regional buscó bajarlo a través del director de la OGJ. Pero también como fue el apriete en las cocheras del subsuelo que trató de hacerle llegar, a través de su colega Gonzalo Basualdo. A ambos los propuso de testigos junto a una larga lista que incluye a todos los jueces de la circunscripción. Dice, además, que las cámaras de Tribunales tomaron el momento del encuentro entre Martinez y Basualdo. Una parte importante del comunicado se la dedica a la relación que tiene el fiscal regional con un conocido periodista local.
¿Cómo fueron los hechos?
Banegas cuenta que el día viernes 06/12/2024, aproximadamente a las 13.20 horas, mientras Gonzalo Basualdo se dirigía a buscar su vehículo en el estacionamiento del palacio de tribunales de la ciudad de Reconquista, se había acercado a él el Dr. Rubén Martínez, y le había dicho ‒entre otras cosas‒ lo siguiente: “decile a Banegas que yo no voy a permitir que maltrate a mis fiscales; avisale que si no se aparta lo vamos a recusar en esta y en todas las causas. Además, decile que no va a poder laburar más acá. Yo ya hablé con Bastía, así que mejor que se vaya buscando otro laburo, o que concurse para algo en Córdoba o en Entre Ríos, porque acá en Santa Fe su carrera está terminada”.- Según le relató el Dr. Basualdo, él le contestó al fiscal regional: “yo no soy mandadero de nadie”, y decidió no transmitirle el mensaje durante el fin de semana para no preocuparlo; pero, en vista a que él ya había recibido la misma información por parte de un tercero y que la cuestión revestía bastante gravedad, entendió oportuno contárselo.-
El conflicto tiene sus raíces en una serie de decisiones judiciales vinculadas a los allanamientos en la investigación por extorsión y amenazas contra los abogados Ricardo Ceferino Degoumois, Ricardo Rubén Degoumois, Andrés Santos Indalecio Ghio y Daniel Alcides Baralle.
Sin embargo, la situación escaló cuando, según Santiago, Rubén comenzó una “campaña de desprestigio” en su contra. Durante esos días, el juez recibió comentarios de terceros y de Gonzalo que apuntaban a que Martínez estaba decidido a que Banegas fuese apartado de la causa a toda costa. Al no lograrlo, minutos antes de la primera audiencia enviaron formalmente la recusación. Que haya decidido resolverla en público, y la manera en la que planteó su postura, fue uno de los actos del juez que peor cayó en el cuerpo acusador.
Con el Director de la Oficina de Gestión Judicial, la iniciativa del fiscal regional se repitió. Y no deja de ser bastante llamativo el obstinado interés que tenía la máxima autoridad de nuestro MPA en correr del juego a Banegas. ¿Cuál será la razón que había detrás de ello? El ahora ex juez (renunció el 12 de diciembre y al día siguiente se la aceptó la Corte) cuenta que: ‒ el lunes 9/12 a eso de las 8:30 llegó el CPN Chapero a los tribunales de Reconquista, y se reunió conmigo y con la Dra. Claudia Bressan en el despacho de esta ‒quizás estaban allí también algunos otros jueces, no lo recuerdo con certeza‒ y volvió a preguntarnos quién intervendría en la audiencia, porque nuevamente lo habían llamado del Ministerio Público de la Acusación, y le habían dicho que si yo intervenía iban a presentar una recusación, por lo que era más conveniente que directamente interviniera otro juez para evitar cualquier inconveniente (o “lío”, “problema”, o palabra semejante; no puedo recordarlo con precisión).
A los juristas consultados sobre el particular, todos me respondieron que no es para nada habitual que el director de la OGJ reciba “sugerencias” del MPA para seleccionar que jueces intervienen en cada una de las audiencias. Lo que uno percibe es que lo acontecido tiene una lectura intramuros y otra muy distinta en el exterior del ámbito en el que se desarrollan los hechos. Como suele suceder en muchos casos. Los abogados y juristas consultados sobre el particular, afirmaron que no se trata de algo tan grave ya que ese trato es como parte del folcklore judicial. Nada más lejano al estupor que le genera a muchísima gente enterarse que un juez denunció a un fiscal de querer apretarlo para que lo bajen de una causa. En medio de esta disparidad de percepciones, se encuentran el Auditor General y los legisladores de la Comisión de Acuerdos para decidir si resuelven avanzar en la investigación contra Martínez o si optan por bajarle un cambio al asunto y le permiten jubilarse al fiscal regional por la puerta delantera.
Pese a que Banegas deja en claro que nunca fue su intención “perjudicar al Dr Rubén Martínez”, en la casa de los fiscales están convencidos, puertas adentro, que a su denuncia la tracciona algo más que la defensa de la calidad institucional y que este escándalo traerá un daño colateral inestimable. Por su parte, el ex magistrado asegura en su informe que hizo público lo que estaba ocurriendo “aún entre lágrimas (producto de la impotencia que me generaba saber que el Dr. Rubén Martínez podía sentirse ‒saberse, mejor dicho‒ lo suficientemente impune como para intentar condicionar a un juez a través de un mensaje cuasi mafioso, utilizando como emisario para ello a otro juez, dentro del palacio de tribunales y haciendo gala de sus supuestos contactos políticos; y, a su vez, porque sentía que era sumamente injusto poner fin a mis dieciséis años y seis meses de intachable carrera judicial de esta manera)”.
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