La observación de la misión de la entidad generó repercusiones en los especialistas, que señalan como una muestra de apoyo hacia el gobierno de Alberto Fernández, aunque la duda pasa por la actitud que tomarán los acreedores privados.
Tras la conclusión de “una deuda que no es sostenible” a la que llegó la misión del Fondo Monetario Internacional -FMI- tras varios días en Argentina, los economistas coincidieron en que reflejó un apoyo al gobierno de Alberto Fernández, aunque en el próximo paso de la gestión actual estará signado por la actitud que tomarán los acreedores privados.
Jorge Castro, presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico, no dudó en afirmar que se trata de “un respaldo” que se traduce en una consideración “positiva para el gobierno de Fernández y positiva para el país”.
“En Wall Street buscan activos para invertir porque hoy las tasas son las más bajas en la historia del capitalismo, desde la revolución industrial”, resaltó el analista internacional en diálogo con Ámbito.com, por lo que insistió: “Este respaldo se da en un momento interesante del sistema financiero internacional”.
Castro remarcó que el ministro de Economía Martín Guzmán deberá realizar como ofrecimiento “una quita hostil y razonable” y “si es así, en Wall Street van a aceptar”.
De conseguir este objetivo, el especialista subrayó: “Los acreedores van a tener una actitud colaborativa”.
Más reticente se mostró Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz -C.E.S.O.-, con respecto a los dichos de la entidad: “Lo que dice el FMI es algo que todo el mundo sabía. Los precios del mercado de los bonos nos reflejaba que la deuda no se podía sostener”.
“Lo positivo para el Gobierno es que señala que el superávit fiscal para pagar esa deuda es política y económicamente inviable”, agregó el profesor de la Universidad de Buenos Aires -UBA-.
Asiain manifestó que considera la actitud del Fondo como “parte de una estrategia de negociación”, donde la institución de crédito avala a la quita sobre los acreedores para tener “una herramienta a utilizar para la reestructuración con los bonistas privados”.
Sobre la respuesta que tendrá esos bonistas, reflexionó: “Tengo dudas porque, en definitivamente, fondo privados. Por más que lo diga el FMI o quien quiera, la guita es de ellos y se van a manejar a su manera. Es todo parte de una estrategia de diseñó el gobierno y que el FMI lo avala pero lo avala con una quita sobre los bonistas no sobre la deuda de ellos”.
“Me perece todo muy hipócrita porque se están encubriendo ellos”, criticó.
Por su parte, Aldo Abram, director Ejecutivo de Libertad y Progreso, afirmó que “al FMI le conviene” recibir una refinanciación de la deuda de un país que “no es inviable”.
“El FMI cerrará un acuerdo si es que no se hacen propuestas irracionales, absurdas, porque ellos tienen el incentivo de cerrar ese acuerdo”, consideró antes de reiterar en varias ocasiones que “el FMI siempre va a tener prioridad de cobro”.
“¿Qué otra cosa le puede pedir el Fondo a los acreedores cuando las políticas que se llevan a cabo y que parece que van a seguir llevándose en el país hacen que las probabilidades de pago sean bajísimas?”, preguntó a modo de crítica.
El economista Claudio Loser adjetivó como “muy positiva” y resaltó la postura “razonable” del ministro de Economía Martín Guzmán para encarar la negociación con los acreedores.
“El FMI reconoce que está hablando de la deuda con los privados, no respecto de su deuda. Y eso hay que tenerlo muy en claro”, evaluó.
Por último, para Federico Furiase “fue previsible que el FMI pusiera el foco en la sostenibilidad de la deuda y estuviera alineado con Guzmán”.
“Lo que quizás no estaba descontado por el mercado es que el Fondo se alinee con Guzmán en que no hay margen en hacer un ajuste fiscal de corto plazo y en ese sentido es una mala señal para los acreedores privados y los precios de los bonos de corto plazo”, remarcó.
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