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Récord de abstención en Reconquista: menos de la mitad del padrón fue a votar en las elecciones intermedias

Solo el 45,85% de los ciudadanos habilitados acudieron a las urnas, marcando una de las participaciones más bajas de los últimos años. La apatía electoral encendió alarmas en todo el arco político.

Las elecciones intermedias de este domingo en Reconquista dejaron mucho más que un reacomodamiento de fuerzas políticas. La nota preocupante de la jornada fue la bajísima participación ciudadana: apenas el 45,85% de los 64.631 vecinos habilitados para votar emitieron su sufragio, consolidando así uno de los registros más bajos en la historia electoral reciente de la ciudad.

De acuerdo con los datos oficiales, en las 188 mesas distribuidas en 20 escuelas locales concurrieron menos de 30.000 votantes, en una muestra contundente del desinterés y el desencanto que atraviesa a buena parte del electorado. Aunque la apatía electoral venía marcando una tendencia creciente en distintos puntos del país, el nivel de abstención registrado en Reconquista sorprendió incluso a los propios partidos políticos, que esperaban un piso de participación más cercano al 60%.

Las razones del ausentismo son diversas y van desde la falta de motivación ante propuestas políticas poco renovadas hasta el descreimiento generalizado en la capacidad de los concejales para impactar en la vida cotidiana de la ciudad. A estos factores se sumaron la fragmentación partidaria, la proliferación de listas y el clima de desafección con la dirigencia, que no logró revertir la tendencia a pesar de los esfuerzos de campaña.

En las filas del peronismo —que logró el triunfo con Juan Pablo Suligoy al frente— reconocieron que el resultado positivo tuvo un sabor agridulce, por la escasa participación. Lo mismo sucedió en el radicalismo, donde la derrota se combinó con la preocupación por la pérdida de representatividad. “Es una señal de alarma que todos debemos escuchar”, admitieron dirigentes de distintas fuerzas tras conocerse el escrutinio definitivo.

El número final fue incluso inferior al registrado en las PASO, cuando la concurrencia rondó el 52%. Este derrumbe de la participación también alimenta el debate sobre la necesidad de modernizar la forma de convocar y vincular a los ciudadanos con los procesos electorales.

Los datos reflejan que de las 64.631 personas habilitadas, más de 35.000 no asistieron a votar. Las mesas más afectadas por la deserción se ubicaron en barrios periféricos, donde la desconfianza hacia el sistema político es más pronunciada.

De este modo, la elección intermedia de 2025 quedará en la memoria no solo por el regreso del peronismo al triunfo, sino por ser una de las más deslucidas en participación popular. El desafío ahora será cómo reconstruir el vínculo entre la ciudadanía y la política, una tarea que nadie parece dispuesto a seguir postergando.