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Vicentin apagó la caldera en el Parque Industrial de Avellaneda y arrastra a otras empresas a la parálisis

La medida deja sin energía a plantas que dependían de esa provisión y profundiza la crisis regional. Trabajadores aún esperan cobrar marzo y evalúan aceptar solo el 25% del salario.

La situación de Vicentin SAIC sigue generando consecuencias cada vez más profundas y dramáticas. En las últimas horas, la empresa tomó la decisión de apagar la caldera del Parque Industrial de Avellaneda, el último equipo que aún permanecía en funcionamiento dentro del predio. Esta medida, lejos de ser un hecho aislado, afecta directamente a otras empresas que utilizaban esa fuente energética para sostener la operatividad de sus propias plantas.

La decisión se enmarca en una crisis que ya no golpea únicamente a la agroexportadora, sino que empieza a arrastrar a toda una red de empresas vinculadas. Lo que era una crisis de Vicentin, empieza a ser también la crisis de Avellaneda. Fuentes consultadas señalan que la caldera brindaba energía térmica y vapor a empresas de diversos rubros que hoy se encuentran paralizadas o ante el inminente freno de sus actividades.

Empresas en riesgo y empleos en la cuerda floja

El apagado de la caldera se suma a un escenario de incertidumbre laboral total. Hasta el momento, muchas de las plantas que funcionaban dentro o en los alrededores del parque industrial no habían sido contempladas en el análisis público ni judicial del Concurso Preventivo de Acreedores. Sin embargo, el efecto dominó ya está en marcha.

“Esto no solo compromete el futuro de Vicentin como empresa, sino el de muchas otras que dependían de su infraestructura. Estamos hablando de puestos de trabajo que nunca fueron puestos en discusión dentro del proceso concursal, y que hoy están en serio peligro”, advirtió un vocero sindical.

Las plantas de FRIAR y de BUYANOR, que están dentro del mismo complejo industrial, ahora están paradas y sin poder trabajar, con decenas de trabajadores con enorme incertidumbre y temor por su fuente laboral.

Propuesta a los trabajadores: 25% del salario y sin fecha

Como si fuera poco, los trabajadores de Vicentin recibieron en las últimas horas una propuesta por parte de la empresa para abonar solamente el 25% de los salarios correspondientes al mes de marzo, sin una fecha clara ni compromiso firme sobre cuándo se cancelará el resto de lo adeudado. La oferta ha generado un profundo malestar entre los empleados, que debatirán en asambleas si aceptan este pago parcial como una medida desesperada para al menos sostener parte de sus ingresos.

“No hay horizonte, no hay respuestas, y lo que antes era angustia hoy se está transformando en desesperación. La empresa juega al desgaste emocional de los trabajadores”, expresó un delegado sindical.

Silencio institucional y falta de respuestas

Desde el entorno del concurso preventivo, tanto síndicos como el propio juzgado interviniente aún no se han pronunciado respecto a este nuevo capítulo en la crisis de Vicentin. Tampoco hubo declaraciones de actores políticos locales o provinciales que, hasta el momento, han evitado referirse al impacto que el conflicto ya tiene en el entramado productivo de Avellaneda.

Las últimas novedades del Concurso fueron una serie de medidas urgentes que el juez espera tener en su escritorio como máximo el próximo miércoles, de todos modos en este contexto la única alternativa visible a corto plazo para el funcionamiento de la empresa es esperar una propuesta de cramdown o el cierre definitivo mediante la quiebra de la empresa y el final con desguace de todo el complejo industrial.

El magistrado dispuso un plazo de tres días para que la empresa cumpla con varios requerimientos que, de no ser atendidos, podrían agravar aún más el colapso económico que ya repercute en toda la región.

Informe sobre caja, salarios y cuotas alimentarias

Entre los puntos principales, el juez ordenó la presentación urgente de un informe financiero detallado sobre la caja disponible, así como un plan concreto para el pago de salarios, dando especial atención a las cuotas alimentarias, que por su naturaleza no pueden ser postergadas ni desatendidas.

Deudas estratégicas y fondos en el exterior

Lorenzini también exigió la programación de pagos prioritarios a los acreedores por insumos estratégicos y esenciales, lo que busca evitar un mayor parate en las actividades productivas.

Asimismo, el juez ordenó a la empresa que informe sobre el saldo de cuentas bancarias y contratos vigentes en el exterior, incluyendo Uruguay, países de Europa y otras jurisdicciones donde se presuma la existencia de fondos o activos líquidos.

Inventario, bienes no esenciales y problemas técnicos

En otro de los puntos relevantes, se solicitó a la firma la elaboración de un reporte detallado sobre el stock actual de mercadería e insumos, así como un listado de bienes no estratégicos que podrían ser liquidados para cubrir deudas con los trabajadores.

Además, el juez pidió un informe técnico sobre eventuales problemas operativos que puedan estar impidiendo la normalización del funcionamiento de las plantas.

Reapertura de plantas y rol del Estado

El juez también encomendó a los veedores judiciales que analicen medidas paliativas y que elaboren una evaluación completa sobre las condiciones necesarias para reactivar total o parcialmente las plantas de producción de Vicentin, hoy mayormente paralizadas.

Por último, invitó al gobierno de la provincia de Santa Fe a continuar colaborando activamente en el proceso, reconociendo el rol que ha tenido hasta ahora en la gestión del conflicto y en la contención de los sectores más afectados.

Todas las medidas y resoluciones surgidas en esta audiencia serán elevadas a la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, en el marco del seguimiento que este tribunal viene haciendo sobre la evolución del concurso.

Una crisis con efecto contagio

La crisis de Vicentin ya no puede analizarse en términos individuales. La desconexión energética afecta a toda la cadena industrial, pone en jaque al empleo regional y agudiza una tensión social que crece día a día. Mientras tanto, cientos de familias dependen de una solución que no llega, de un giro en la estrategia empresaria que parece cada vez más improbable, y de un Estado que hasta ahora ha mirado para otro lado.

En medio del proceso judicial más importante del país en términos de deuda privada, la realidad en Avellaneda muestra que no hay más margen para seguir esperando. El motor económico de una ciudad entera se detuvo, y las consecuencias ya están a la vista.

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