Gotabaya Rajapaksa había renunciado el 13 de julio, cuatro días después de que miles de manifestantes tomaran su residencia en medio de una crisis que se tradujo en escasez de alimentos, combustibles y medicamentos.
El expresidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, que renunció en julio por una crisis económica y una serie de protestas que lo llevaron a huir del país, regresó en las últimas horas a la isla pese a los pedidos de la sociedad civil para que comparezca ante la justicia por su gestión.
Rajapaksa, de 73 años, había sido elegido en 2019 con la promesa de ofrecer “un horizonte de prosperidad y esplendor”, pero su popularidad se derrumbó ante una crisis que se tradujo en escasez de alimentos, combustibles y medicamentos, ante la falta de divisas para poder importar estos productos básicos.
El dirigente huyó de la isla el 13 de julio, cuatro días después de que decenas de miles de manifestantes tomaran su residencia oficial. Desde entonces vivió exiliado sucesivamente en Maldivas, Singapur -desde allí anunció su renuncia- y Tailandia, desde donde regresó a Sri Lanka.
“Gotabaya regresó porque ningún país lo quiere, no tiene donde esconderse”, declaró a la agencia de noticias AFP Joseph Stalin, líder de un sindicato de profesores que participó en las movilizaciones contra el exdirigente.
“Debería ser detenido de inmediato por haber infligido semejante miseria a los 22 millones de habitantes de Sri Lanka. Debería ser procesado por sus crímenes”, añadió.
“Ahora podremos llevarlo ante la justicia”, dijo por su parte Tharindu Jayawardhana, vocero de la asociación de jóvenes periodistas de Sri Lanka.
A su llegada a la capital Colombo, Rajapaksa fue recibido por varios ministros ataviados con guirnaldas de flores, y luego fue llevado bajo escolta a su nueva residencia oficial, que el gobierno puso a su disposición.
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