Tras la denuncia rusa y la presión de China, EE.UU. confesó que organizó una cadena de laboratorios biotecnológicos prohibidos, aunque sigue negando su responsabilidad criminal.
La subsecretaria de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, reconoció este martes que en Ucrania hay laboratorios biológicos cuyo contenido Washington quisiera ocultar de Moscú. La existencia de este tipo de instalaciones estaba siendo tachada de teoría conspirativa y de campaña rusa de desinformación por parte de Occidente, pero ahora Estados Unidos ha admitido finalmente que dichas instalaciones existen realmente e, implícitamente, que en los mismos se estaban fabricando armas bacteriológicas. El cambio de actitud se dio después de que la cancillería china requiriera formalmente a Washington que respondiera a la denuncia rusa sobre la documentación publicada el domingo que revela que en los laboratorios financiados por EE.UU. en Ucrania se fabricaron armas bacteriológicas prohibidas desde 1971. La importancia concedida por Washington a la declaración de China -actualmente embarcada en una iniciativa diplomática conjunta con Francia y Alemania para hallar una solución política a la crisis de Ucrania- sugiere que EE.UU. estaría dispuesto a aceptar los límites que sus principales aliados europeos quieren poner a su duelo con Rusia por la hegemonía euroasiática.
La subsecretaria Nuland debió testificar ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano sobre el conflicto en Ucrania. Durante la audiencia el senador Marco Rubio (R., Florida) le preguntó, si Kiev tiene armas biológicas, a lo que la funcionaria respondió que “Ucrania cuenta con instalaciones de investigación biológica, de las que, de hecho, nos preocupa que las tropas rusas puedan intentar hacerse con el control, por lo que estamos trabajando con los ucranianos en cómo pueden evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas, en caso de que se acerquen”, dijo.
Acto seguido Nuland refutó las afirmaciones de Moscú de que en dichos laboratorios se hayan desarrollado armas biológicas y calificó esa denuncia de “clásica técnica rusa para culpar a otros por lo que planean hacer ellos mismos”. En la misma línea dijo que estaba 100% segura de que, si hay un ataque biológico, será por parte de Rusia. Si los laboratorios no tuvieran importancia militar, a Nuland no le preocuparía que caigan en manos de las tropas rusas, pero, al decir que Rusia será responsable de que se produzca un “ataque con armas biológicas o químicas”, ha admitido indirectamente lo que el gobierno ruso ha estado diciendo todo el tiempo: que los biolaboratorios financiados por Estados Unidos están trabajando en el desarrollo de armas biológicas en suelo ucraniano.
Victoria Nuland es una dura funcionaria de carrera, militante del neoconservadurismo y su esposo, Robert Kagan, es uno de los principales ideólogos de esta corriente que ha orientado la política exterior de EE.UU. desde el gobierno de Ronald Reagan (1981-89), con la sola excepción del período de Donald Trump (2017-21). No es habitual que la hoy subsecretaria reconozca errores y, mucho menos, ser cómplice en la comisión de delitos de lesa humanidad. ¿Por qué lo hizo el martes?
La declaración de la funcionaria sucedió casi sin pausa a la velada advertencia china de este mismo martes por la mañana (hora del este de EE.UU.). El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, declaró que China había solicitado que EE.UU. revele detalles sobre sus laboratorios biológicos en territorio ucraniano. “Estados Unidos tiene 336 laboratorios en 30 países bajo su control, incluidos 26 sólo en Ucrania. Debería dar cuenta de sus actividades militares biológicas en su país y en el extranjero y someterse a una verificación multilateral”, advirtió el portavoz. El inmediato efecto que tuvo la presión china indica la importancia que la Casa Blanca reconoce a las gestiones que Pekín, Berlín y París están llevando para resolver el conflicto en Ucrania.
En la misma dirección, este miércoles 9 Rusia instó a EE.UU. a aclarar qué actividad se estaba llevando a cabo en los biolaboratorios financiados por el Departamento de Defensa en Ucrania. Según declaró este miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, “se confirmaron las preocupaciones que hemos expresado repetidamente desde hace tiempo respecto al desarrollo por EE.UU. en territorio de Ucrania de materiales biológicos de uso militar”. Además, la vocera quiso saber si los materiales producidos en esas instalaciones fueron efectivamente destruidos. “¿No cayeron en manos de extremistas, de nacionalistas? ¿Quién dará estas garantías?”, preguntó.
La historia comenzó el pasado domingo 6, cuando el Ministerio de Defensa ruso publicó documentación ucraniana secuestrada por las tropas rusas en la que se informa que Estados Unidos estuvo ayudando a Ucrania a fabricar ilegalmente armas biológicas. Según el portavoz del ministerio, el general Igor Konashenkov, al filo del 24 de febrero pasado Kiev ordenó la destrucción de estos agentes patógenos y de los documentos relacionados con los experimentos realizados. Por su parte, el portal ruso Sputnik publicó un informe detallado sobre este acontecimiento.
No es la primera vez que Rusia acusa a Estados Unidos de respaldar laboratorios de armas biológicas cerca de sus fronteras. En 2018, el Kremlin alegó que Estados Unidos estaba financiando un laboratorio secreto de armas biológicas en Georgia, el que, según ellos, era uno de los varios laboratorios que EE.UU. tiene cerca de las fronteras de Rusia y China. En 2020/21, en el marco de las investigaciones sobre el origen de la pandemia de Covid-19, los gobiernos de Beijing y Moscú exigieron repetidamente –y sin resultado- que Washington abriera a observadores neutrales los numerosos laboratorios biotecnológicos próximos a las fronteras de ambas potencias desde Europa Oriental hasta Asia Meridional. Estados Unidos desmerece oficialmente estas demandas y ha mantenido sistemáticamente que sus laboratorios biológicos extranjeros no producen armas ilegales.
En su comunicado el ministerio de Defensa ruso informó que “hemos recibido documentación de los empleados de los biolaboratorios ucranianos sobre la destrucción de emergencia, el 24 de febrero, de patógenos especialmente peligrosos de la peste, el ántrax, la tularemia, el cólera y otras enfermedades mortales”. El documento acusó al “régimen de Kiev” de llevar a cabo una “limpieza de emergencia”, para ocultar las pruebas del supuesto programa de armas biológicas en al menos dos laboratorios de las ciudades de Poltava y Járkov, ambas escenario de intensos combates entre las fuerzas rusas y ucranianas en los últimos días.
Los documentos publicados por el ministerio incluyen supuestamente una orden del Ministerio de Sanidad ucraniano para destruir los patógenos, así como listas de los gérmenes en cuestión. De acuerdo a la traducción se puede leer que “el Ministro de Seguridad Sanitaria de Ucrania en relación con la introducción de la ley marcial en Ucrania el 24 de febrero de 2022, de acuerdo con la Orden Presidencial de Ucrania el 24.02.2022, Nº 64/2022 solicita asegurar la destrucción de emergencia de patógenos biológicos utilizados para asegurar el sistema de gestión de calidad de los laboratorios en la orden adjunta: apéndice en 2 hojas. en 1 aprox.”
El texto hace evidentemente referencia a Viktor Liashko, Ministro de Sanidad de Ucrania, quien durante su carrera en sucesivos cargos en el ministerio siempre siguió trabajando para la USAID (Agencia norteamericana de Ayuda para el Desarrollo), participando en diversos programas para el combate de epidemias y enfermedades contagiosas.
En los anexos se dan detalladas instrucciones sobre cómo eliminar el material patogénico y cómo procesar el resultado de la eliminación:
A continuación, el documento enumera los cultivos que deben ser destruidos:
C. diphtheriae gravis tox – 0-1101
C. diphtheriae mitis tox- 203 AG
C. pseudeodipthericum 02-92 z (9-61)
C. diphtheriae tox +NCTC 10648
C. diptheriae tox – NCTC 10356
C. xerosis NCTC 12078
B. liheniformis “C”
B. stearothermophilis BKM-B-718
S.aureus.subsp.aureus ATCC 25923
E Coli (Beta)
P.aeruginosa ATCC 27853
K. penumoniae K-56 3534.51
El documento parece estar firmado por el Jefe de los Laboratorios Microbiológicos, Karlivsky V.P., así como por Nadiya Kushka, Lyubov Bobritska, Tetiyana Shebchenko y Peter Vasiliev.
Ahora los archivos están siendo analizados por especialistas rusos de las tropas de protección radiológica, química y biológica, dijo el Ministerio de Defensa ruso. “En un futuro próximo presentaremos los resultados del análisis”, indicó el vocero, añadiendo que cree que los documentos demostrarán que Ucrania y Estados Unidos estaban violando el artículo 1 de la Convención sobre Armas Biológicas de la ONU de 1971.
En total, según el periódico ruso Komsomol’skaja Pravda, hay 15 laboratorios biológicos en Ucrania financiados por el Departamento de Defensa estadounidense. Cuatro de ellos están cerca de la capital, Kiev, tres en la región de Lviv, y luego en Járkov, Jerson, Odessa, Vinnitsa, Ternopil, Nikolaev, Poltava y Uzhgorod. Curiosamente, con el inicio de la operación especial rusa en Ucrania, la Embajada de Estados Unidos retiró casi inmediatamente de su página web todos los documentos sobre el programa BIOWEAPON LAB de Ucrania, que se llevó a cabo en estos laboratorios biológicos secretos.
Un observador militar consultado por Sputnik, el coronel retirado Viktor Litovkin, dijo que la cuestión de los laboratorios biológicos estadounidenses en los países de la antigua Unión Soviética es muy grave. Estados Unidos se ve obligado a crear laboratorios biológicos en otros países, porque las leyes norteamericanas no le permiten hacerlo en su propio territorio. El ex militar propuso que los materiales encontrados por dichos laboratorios sean estudiados por expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), además de plantear el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Tras la demanda de la República Popular China y la declaración de la subsecretaria Victoria Nuland ante el Senado puede considerarse como confirmado que en los 26 laboratorios que viene financiando en Ucrania desde 2010 el gobierno norteamericano ha desarrollado armas bacteriológicas, violando así la legislación internacional y cometiendo un crimen de Estado que debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional.
Los documentos son congruentes con las numerosas denuncias que Rusia y China han hecho en los últimos años sobre la cadena de laboratorios biotecnológicos puestos con fondos estatales o privados (Bill Gates) desde Europa Oriental hasta Asia del Sur. Por la gravedad de sus efectos posibles la comunidad internacional debería comprometerse con una investigación científica y neutral de las sospechas manifestadas por Moscú y Beijing.
Hasta ahora las denuncias en este sentido hechas durante muchos años no solamente por los gobiernos de Rusia y China cayeron en saco roto. Sin embargo esta vez tuvieron tanta fuerza que llevaron al gobierno de Joe Biden a confesar indirectamente la comisión de crímenes de lesa humanidad. Esto indica, aunque sea momentáneamente, que EE.UU. tiene en cuenta la mediación iniciada por Alemania, China y Francia y que ha tocado un límite que no puede sobrepasar. Ojalá así sea, porque sería el comienzo de un camino hacia la paz.
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