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Buyanor paralizada: sin vapor de Vicentin, piensan inversiones millonarias para seguir

David Benvenutti, CEO de Buyanor, habló con La Grieta y reveló que hace 15 días la planta de algodón permanece totalmente paralizada. La razón: Vicentin dejó de suministrar vapor, un insumo clave para el proceso de hidrofilizado. La empresa avanza con una inversión de un millón de dólares para independizarse energéticamente.

El CEO de Buyanor, David Benvenutti, confirmó en diálogo con La Grieta que la planta de procesamiento de algodón que la empresa posee en Avellaneda está totalmente parada desde hace 15 días debido a la falta de suministro de vapor, un insumo esencial que hasta ahora proporcionaba la firma Vicentin.

El proceso de hidrofilizado requiere vapor para poder transformar el algodón en un producto absorbente, suave y blanqueado, tal como se lo conoce en su estado industrializado. Sin vapor, no podemos hacer absolutamente nada”, explicó Benvenutti, visiblemente preocupado.

Una relación energética histórica, ahora en crisis

Buyanor depende de las calderas de Vicentin, ubicadas a solo 300 metros, para recibir el vapor necesario a través de un ducto. Esta conexión data de la época en que Buyanor formaba parte del entramado industrial de Vicentin y representaba una solución eficiente y económica.

“La decisión de no tener caldera propia se tomó por razones de optimización. Una caldera a chip en nuestra planta hubiese sido peligrosa por la cercanía con el algodón, que es altamente inflamable. Tampoco era viable por cuestiones ambientales”, detalló.

Sin embargo, la grave crisis que atraviesa Vicentin —con plantas paralizadas, acampe de trabajadores y negociaciones inconclusas— obligó a Buyanor a acelerar un proceso de autonomía energética.

Una inversión de un millón de dólares

“Estamos hablando de una inversión cercana al millón de dólares entre infraestructura y equipamiento para instalar una caldera propia a GLP. Es mucho más costoso que el sistema actual, pero no tenemos otra alternativa si queremos seguir operando y sostener nuestros 280 puestos de trabajo”, aseguró el empresario.

Benvenutti anticipó que, de no mediar una solución antes, la nueva caldera estará en funcionamiento en diciembre. Mientras tanto, la producción sigue detenida y la preocupación crece.

280 trabajadores en riesgo y un daño que se extiende

El CEO de Buyanor remarcó que la empresa tiene más de 280 empleados y que la paralización afecta no solo a ellos, sino al entramado comercial de toda la región. “Esto afecta a la carnicería, al kiosco, al supermercado. Somos cerca de 400 personas en total entre Buyanor y Vicentin. El daño es profundo”, advirtió.

Pese al contexto, Benvenutti se mostró optimista: “Estamos trabajando para destrabar la situación de Avellaneda. Ya hablamos con el juez Lorenzini y con distintos actores claves como la Unión Agrícola y la Cooperativa de Servicios Públicos. Hay predisposición, pero también hay que garantizar seguridad jurídica para que las empresas que aporten insumos puedan asegurarse que luego podrán recuperar su producción”.

La posible intervención judicial y el futuro de Vicentin

El empresario reconoció que todo parece encaminarse hacia una intervención judicial por parte del juez Lorenzini. “Se está evaluando seriamente, y muchos actores lo han pedido. Lo importante es avanzar y preservar la salud económica de la región”, subrayó.

Benvenutti destacó el rol del secretario de Producción, Coco Basolo, quien “está muy involucrado y en contacto permanente con todos los actores para intentar llegar a una solución”.

Un futuro incierto, pero con esperanza

“La situación de Vicentin es crítica, y no podemos seguir esperando. Nuestra decisión está tomada, vamos a avanzar con nuestra caldera propia. Pero seguimos trabajando con todos para intentar que la planta de Avellaneda vuelva a funcionar”, concluyó el CEO de Buyanor, sin ocultar su preocupación pero también dejando abierta una puerta a la esperanza.

La crisis de Vicentin continúa generando daños colaterales. Esta vez, uno de los más importantes se siente en Buyanor, una empresa que depende del vapor para procesar el algodón y que, ante la parálisis de Vicentin, se ve obligada a encarar una inversión millonaria para evitar desaparecer del mercado. Mientras tanto, crece la expectativa por una posible intervención judicial que destrabe el futuro de toda la zona industrial de Avellaneda.

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