Con varios frentes judiciales abiertos y con lo que está pasando en Algodonera Avellaneda, Vicentín busca anticiparse a más bloqueos e inhibiciones de bienes.
Los dueños de Vicentin saben que en las próximas semanas llegarán más novedades desde el frente judicial, más precisamente en las investigaciones que los tienen como protagonistas por presuntas maniobras de lavado de activos y fuga de capitales. La denuncia penal que presentó la AFIP, que muestra que entre 2016 y 2019, obtuvo reintegros a la exportación por $111 millones presentando facturas falsas de supuestos pagos a proveedores, sería solo el puntapié inicial y por eso apuran la venta de activos que forman parte del Grupo y que hoy no están siendo alcanzados por el concurso de acreedores.
El comité de acreedores conformado por el Banco Nación, la cooperativa de productores ACA y las entidades financieras internacionales IFC y FMO, esperan que se abra la caja de Pandora luego de que el Juez que lleva adelante el concurso, Fabián Lorenzini, accediera, el viernes pasado, a que se realice una auditoría forense sobre todas las cuentas del Grupo.
Concretamente, en el mercado se señala que Vicentin, así como accedió al reintegro por exportaciones de manera apócrifa, también lo hizo a la hora de conseguir créditos en la banca local e internacional.
Se especula con que la empresa habría presentado contratos de exportaciones gemelos para acceder a la prefinanciación de los bancos. También que los números de sus balances no serían para nada fidedignos. Solo la Justicia podrá determinarlo.
En paralelo, días atrás, el Juez Julián Ercolini ordenó levantar el secreto fiscal y bancario de los directivos de la agroexportadora, por lo que con toda esta información podría comenzar a desenredarse el entramado que llevó a una de las firmas más prósperas del comercio de granos local, a entrar en default con deudas por más de u$s1.350 millones.
En este contexto, ya es un secreto a voces que el fondo de inversión Baf actualmente se presenta como el “real” dueño de la unidad de postres y yogures que Vicentin le había comprado tiempo atrás a SanCor y por la que desembolsó alrededor de u$s100 millones.
En aquel entonces Baf aparecía en los anuncios como un mero socio capitalista de la operación, pero todo parece indicar que luego de que Vicentin entrara en default, el fondo reclamó la tutela de este negocio.
Mientras tanto, los dueños de Vicentin avanzan con la posibilidad de vender su frigorífico Friar, quizás una de las unidades de negocios que presenta mejores perspectivas en el mediano plazo. Paradójicamente la empresa de Santa Fe se había quedado con este frigorífico cuando también atravesaba una complicada situación financiera.
En la práctica, los dueños de Vicentin recurren a la venta de activos con dos cuestiones en mente; en primer lugar, en el caso de que la Justicia avance sobre más empresas del Grupo y en segundo lugar, y quizás la más políticamente correcta, es que necesitan con urgencia capital de trabajo para sacar a flote a la agroexportadora.
Lo cierto es que desde que la empresa entró en default, se quebró la confianza con sus habituales proveedores de materia prima que hoy se convirtieron en sus acreedores. En este marco la empresa necesita de efectivo para salir con una política agresiva de compra en el mercado de granos.
Finalmente, los directivos de Vicentin continúan apelando a la figura de un posible socio capitalista, pero lo cierto es que esta posibilidad parece cada vez más lejana teniendo en cuenta el complejo panorama que enfrenta judicialmente el Grupo.
Fuente: Ámbito
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