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Absolvieron al único acusado por el femicidio de Rebeca Anahí Girón

La adolescente tenía 17 años cuando fue asesinada en 2015. El único acusado, Hernán Viveros, aseguró que encontró el cuerpo pero no la mató. Rebeca estaba bajo supuesto reguardo del Estado.

El único acusado por el femicidio de Rebeca Anahí Girón, Hernán Nicolás Viveros, fue absuelto de forma lisa y llana. A casi siete años del crimen, el asesinato de la adolescente sigue impune. “Es una nena que no le ha importado a nadie”, dijo en su alegato la fiscala Mónica Poma en los alegatos.

Señaló que no pudieron encontrar a la madre, ni a la hermana. Solamente se presentó a declarar un primo, quien “manifestó que no le importaba el resultado del proceso” y escatimó información.

Rebeca, que tenía 17 años en el momento en el que fue asesinada, se encontraba bajo el supuesto resguardo del Estado, se había fugado de un hogar, y fue atacada estando en situación de calle y extrema vulnerabilidad. En aquel momento su madre estaba privada de la libertad. Sin embargo, no fueron imputadxs lxs funcionarixs a cargo del refugio del cual la chica se había fugado, ni del Ministerio de Derechos Humanos del que dependía aquel dispositivo, ni de la Asesoría de Menores e Incapaces, que debían garantizarle protección.

El juicio se llevó a cabo en la Sala II, y estuvo a cargo el tribunal colegiado presidido por el juez Ángel Amadeo Longarte e integrado por las juezas María Victoria Montoya Quiroga y María Gabriela González, quienes decidieron la absolución lisa y llana del Viveros, que se encontraba detenido desde el 30 de diciembre de 2020.

La fiscala de la Unidad Especial de Femicidios, Mónica Poma, había solicitado prisión perpetua para el acusado. Mientras que el abogado defensor, Rodrigo Anachuri, pidió la absolución lisa y llana y de forma subsidiaria, por la duda.

El cuerpo de la víctima fue encontrado en la construcción de una casa abandonada que era utilizada como un “aguantadero” para consumo de drogas, e incluso como baño o para encuentros sexuales, señaló la fiscala. Este sitio se ubica en Villa Angelita, en las intersecciones de las calles Madre Teresa de Calcuta y Manuela G. de Todd de la ciudad de Salta.

En busca de un perejil

Anachuri dijo a Salta/12 que al “no haber buscado la responsabilidad del Estado (desde la Fiscalía), el juicio estaba centrado en probar si Viveros era o no el autor del hecho”. Contó que se supo que la víctima se había fugado de un hogar estatal del barrio Castañares, y que había sido institucionalizada porque la madre estaba presa. “No hubo una querella, entiendo que si hubiera habido, hubiera velado porque el Estado responda, incluso para que funcionarios sean condenados por incumplimiento de los deberes de funcionario público”, manifestó.

El abogado defensor consideró que la fiscalía actuó con “mala fe” y sin objetividad. “No estaba en la fiscalía acusar al Estado”, sostuvo y aseguró que simplificaron la investigación en “buscar un perejil”.

Contó que “declararon dos personas que estaban a cargo del Hogar, dijeron que conocían a la víctima, que sufría adicciones” y solo tenía una hermana mayor.

Anachuri aseguró que vio a la madre de la víctima preguntando por la realización del juicio, en junio, el día que estaba prevista la audiencia y que luego se pospuso para julio.

En cambio, la fiscala dijo en su alegato que “no hubo una madre golpeando a la puerta de la Fiscalía”. Poma señaló la vida “difícil” y duro de la víctima y el contexto de vulnerabilidad en el que se encontraba, que fue aprovechado por el femicida.

Ratificó la acusación contra Viveros y lo consideró autor responsable del femicidio. El acusado declaró que aquella noche encontró el cuerpo, pero se declaró “libre de culpa” respecto a la comisión del crimen.

Viveros pertenecía a “La Cuadra de Villa Angelita”, un grupo de barrabravas del Club Juventud Antoniana que se juntaba en las inmediaciones donde fue encontrado el cuerpo de la víctima y también en el baldío del aguantadero.

En el juicio se señaló que aquella noche del 18 de septiembre, alrededor de las 21 hubo un enfrentamiento entre barras, ya que el grupo de Villa Angelita le tiró piedras a un camión de hinchas de Central Norte. El detalle llamativo es que la víctima tenía en la espalda un tatuaje de Central Norte.

Anachuri dijo que Viveros ingresó con un amigo, Franco Campo, al aguantadero, a consumir estupefacientes, esto habría sido alrededor de las 23, aunque aclaró que es impreciso el horario. “Advierte que había una persona tirada, va y le dice al grupo de amigos”. “Uno le presta una linterna”, Viveros “vuelve a entrar” y vio que era una chica.

La fiscala Poma habló de un “pacto de caballeros” entre los integrantes de ese grupo. Señaló que no informaron en ese momento a las autoridades, y al ser consultados, uno de ellos dijo que fue por recomendación del padre de otros integrantes de la barra nombrados como “hermanos Escalante”. Dijo que a lo largo del tiempo, han ido mutando los testimonios. Para Poma, Viveros cometió el crimen y luego buscó implicar al grupo para que entre todos buscaran la forma de cubrirse respecto a lo que dirían a la policía.

La fiscala dijo que la data de muerte corresponde al rango entre las 22 del 18 de septiembre de 2015 y la 1 del día siguiente. No hubo coincidencia entre El médico forense Daniel Chirife determinó que la víctima fue asesinada entre 12 y 16 horas a la toma de la temperatura. Mientras que la médica Rosana Ayón, del servicio de biología forense, estableció que la muerte se produjo en un intervalo máximo de 24 horas previas.

Contexto femicida, sexual y de drogadicción

Anachuri señaló que se encontró semen en el cuerpo de la víctima pero el material genético no coincide con el de Viveros. Por ello dijo que “no se puede probar que haya estado con la víctima”.

La fiscala dijo que el médico forense no encontró signos de abuso sexual pero no lo descartó. Indicó que la escena presentaba una connotación sexual.

En el lugar había un envoltorio de un preservativo, en el que se encontró material genético correspondiente a la saliva de la víctima. Poma indicó que no fue hallado el preservativo usado, y precisamente por el uso de profiláctico es que no había material genético de Viveros en el cuerpo de la víctima; en su opinión, el asesino se llevó el condón, que era “la prueba” incriminatoria.

Poma indicó que según el médico forense bastaron dos minutos para que el femicida acabara con la vida de la víctima y precisó que para ello era suficiente la compresión con una sola mano. En el cuello de la víctima no se encontró ADN de Viveros.

Además la fiscala señaló que en la causa declaró una amiga de la víctima, quien refirió que solían reunirse en el Parque San Martín y luego iban a consumir drogas.

También Poma dijo que se encontró la basura corrida en un espacio de un metro, y que esto indica que no podrían haber actuado más de dos o tres personas “quienes atacaron a la víctima no fue un grupo numeroso que podría haber generado una limpieza mayor”.

Otras hipótesis

Poma refirió que la Policía siguió otras líneas de investigación pero fueron descartadas. Consideró que la Cuadra de Villa Angelita tenía un dominio territorial y no había posibilidad de que otros extraños entraran al aguantadero.

Por su parte, Anachuri indicó que “todos los miembros dicen haber visto una moto de color rojo” y que en las fotos se pueden ver marcas compatibles con el derrape de una moto pequeña o una bicicleta. La fiscala dijo que solo un testigo afirmó que vio la moto roja en la tarde.

“Una testigo mujer dijo que estuvo al frente de la casa abandonada a las 1, vio un auto haciendo maniobras extrañas (…) que ella como estaba con su novio, se asustó y se fue. La testigo cree que fue a las cero”, dijo Anachuri.

“Otra hipótesis es que el vecino, Freddy Masferrer, manifestó que la conocía a la víctima, ya que deambulaba por el barrio, que la vio el día previo ingresar a la casa junto a otra mujer y un hombre alto con tatuajes en ambos brazos y con la remera cortada. Esa hipótesis no se investigó”, señaló Anachuri.

Una testiga encontrada muerta

La fiscala puso de resalto que Rebeca Girón estuvo “con su amiga Leti, es una chica que el personal policial logró entrevistar una vez, nunca consiguió su identificación y a los meses apareció muerta, colgada, también en un aguantadero en una zona del bajo. Nunca pudo tomarse debidamente su testimonio”.

Recordó que esta chica dijo que con Girón fueron alrededor de las 21, a la casa de Gustavo Delgado, un vecino cuyo domicilio estaba a cinco o séis cuadras del aguantadero. Este hombre declaró en el juicio que las conocía, que las chicas estuvieron una hora en su casa. El defensor puso en duda que esto fuera ese mismo día del crimen y según sus conclusiones pasó un día antes.

Anachuri dijo que el 30 de diciembre de 2020 su defendido junto a su amigo Rosales fueron llevados al Ministerio Público Fiscal a la medianoche. Sostuvo que allí se habría obtenido una declaración forzada de Rosales con la expresión “creo que fue Viveros quien la mató”, que se consignó en acta pero que no fue ratificada por el testigo en el juicio y que fue “priedra angular” para la imputación de su defendido.

“No había defensor oficial ni juez de garantías. Fue un apriete por parte de la fiscalía”, afirmó Anachuri. Sostuvo también en los alegatos que Rosales contó que en 2020 en la fiscalía le dijeron que “se iba a pudrir en la cárcel” y que Viveros “le estaba echando la culpa a él”.

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