
Leandro “Pequi” Monzón sostuvo que, aunque la planta sigue operando con normalidad, persiste la preocupación salarial y la incertidumbre sobre el futuro de la empresa. También denunció “persecución laboral” contra trabajadores.
La semana clave que vive Vicentin en su proceso de convocatoria preventiva de acreedores mantiene en vilo a cientos de trabajadores aceiteros que siguen de cerca cada resolución judicial. El secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros, Leandro “Pequi” Monzón, confirmó en diálogo con La Grieta que puertas adentro de la compañía reina la expectativa y la preocupación por los próximos pasos, especialmente ante la posibilidad de que se concrete la “preinscripción” que habilitaría la presentación de ofertas formales de compra.
“Verdaderamente no se esperaba que esto se largue tan rápido. Sabemos que esta preinscripción no es definitiva, no es que ya tengan que poner la plata como se pedía antes, pero sí sabemos que las notificaciones empiezan esta semana y hay apenas tres días hábiles. Veremos qué sucede y quiénes aparecen como oferentes”, explicó Monzón.
El dirigente remarcó que la situación sigue siendo crítica y que la expectativa de los trabajadores depende en buena medida de los recursos pendientes en instancias superiores. “Vicentin todavía tiene un recurso de queja en Nación. Nuestros asesores legales nos dijeron que hay que esperar qué pasa con eso, porque puede impactar directamente sobre los plazos”, detalló.
Salarios e incertidumbre cotidiana
Monzón señaló que, a pesar de la continuidad operativa de las plantas, el problema salarial persiste. “Estamos cobrando los sueldos en cuotas. Ayer pagaron una parte del aguinaldo y el lunes próximo pagan la otra mitad. El salario de junio todavía no se cobró, pero se anunció que en estos días informarán cómo lo van a abonar”, comentó.
Consultado sobre si se convocarán asambleas en los próximos días, indicó que por ahora el sindicato no tiene previsto ningún encuentro masivo. “Por el momento vamos a esperar a ver qué pasa con las notificaciones y eventualmente tendremos una charla con el juez Lorenzini. Él mismo había adelantado que podría haber alguna audiencia general”, afirmó.
Reestructuración y despidos en áreas administrativas
El gremialista también se refirió a los movimientos internos que comenzaron a ejecutarse a partir de las recomendaciones de los interventores, quienes habían sugerido, entre otras medidas, cerrar la sede administrativa de Buenos Aires y reducir personal jerárquico en Avellaneda.
“Algunos movimientos hubo. Sé que en Avellaneda hubo recortes en áreas jerárquicas y administrativas. Esto se viene hablando hace tres años, cuando ya se hablaba de reestructuración. Siempre dijimos que era un riesgo para la gente de la zona, porque no iban a terminar solo en esas áreas. Hoy está quedando claro que ese era el camino que planeaban”, denunció.
Por otra parte, admitió no tener información precisa sobre el eventual cierre de las empresas fantasma de Vicentin en Europa y Uruguay, otro de los puntos críticos que se investigan desde hace años. “Eso no te lo puedo asegurar. Era algo que los interventores dijeron que iban a hacer, pero no sé si ya se concretó”, señaló.
Denuncia por persecución laboral
En la entrevista, Monzón también respondió a una consulta sobre versiones de supuesta persecución sindical. Confirmó que el sindicato intervino por denuncias de malos tratos en una de las áreas jerárquicas de la empresa.
“Ayer tuvimos una audiencia por un mando medio con el que venimos teniendo problemas de vieja data. Fuimos primero a Recursos Humanos, después a los comités mixtos, y ahora al Ministerio de Trabajo. Ojalá se acomode la situación y este mando medio entienda que es tan trabajador como cualquier otro”, detalló.
Si bien aclaró que no se trata de persecución gremial directa, reconoció que el hostigamiento alcanzó a varios subordinados y que constituye “una persecución laboral que no se puede naturalizar”.
Esperando el final de una novela interminable
La crisis de Vicentin suma más de cinco años de incertidumbre permanente. Mientras el proceso judicial se acerca a una etapa decisiva, el día a día de los trabajadores sigue condicionado por demoras salariales, ajustes internos y falta de certezas.
“Ojalá esto se termine acomodando de una vez. Las plantas son viables, lo venimos diciendo hace mucho. Si el juez está optimista sobre la llegada de oferentes, confiemos en eso. Mientras tanto, nosotros vamos a seguir trabajando y defendiendo a nuestros compañeros”, concluyó Monzón.
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