En una mañana cargada de tensión y secretos sombríos, la tranquila ciudad de Vera se vio estremecida por una serie de allanamientos que revelaron una red de corrupción entrelazada con la autoridad misma. Bajo la mirada implacable de la ley, cinco agentes de la Policía de Seguridad Vial, residentes de Vera, y uno proveniente de Avellaneda, fueron arrebatados de sus hogares en una dramática operación llevada a cabo por los numerarios de la PDI.
Los corazones de los habitantes de la provincia se congelaron al enterarse de que la mano de la justicia había alcanzado a aquellos encargados de mantener la seguridad en las transitadas rutas y caminos provinciales. Seis figuras, cuatro hombres y dos mujeres, envueltas en un manto de sospecha y traición, cayeron bajo el escrutinio de la ley, dejando tras de sí un rastro de incertidumbre y desconfianza.
Todo comenzó con un accidente y un camión volcado en la oscura madrugada del miércoles, en transitada la Ruta 11, justo frente a la III Brigada Aérea. En su interior, una carga preciosa de latas de conservas desaparecida en el laberinto del crimen. La astucia del fiscal Nicolás Maglier comenzó a tejer una red de intrigas en torno a este enigma, llevando su mirada inquisidora hacia aquellos en quienes se depositaba la confianza para resguardar el orden y la seguridad en las carreteras.
En el epicentro de esta trama siniestra se encontraba Hernán Nahuel Peresson, un policía de 36 años cuya imagen quedó grabada en la retina de la justicia, descargando las cajas de conservas en su morada, situada en el Loteo “Las Lilas de Reconquista”. Con su arresto, la sombra de la corrupción se alargó sobre sus colegas, arrastrándolos hacia el abismo de la culpabilidad.
La mañana del viernes marcó el clímax de esta historia policial, cuando uno a uno, los implicados fueron sacados de sus hogares en una danza de esposas y miradas desoladas. A las 7:10, Emanuel Magnago; a las 10:35, Alexis Joan Zambiaso y Florencia Micaela Acosta; a las 11:35, Paula Belén Vázquez; a las 11:55, Gastón José Alfonso Ramírez, el único oficial del grupo; y finalmente, a las 12:20, Iván Alexis Lobo. Seis piezas del rompecabezas de la corrupción, listas para ser enjuiciadas en un caso cuyos matices turbios parecen no tener fin.
Con el resplandeciente sol de la mañana como testigo y la fría mano de la ley palpable en el aire, la provincia se enfrenta a una verdad amarga: incluso aquellos encargados de velar por la seguridad pueden sucumbir a la tentación del delito. En esta trama de traición y deshonor, solo queda esperar que la justicia sea ciega pero certera, para que la luz pueda filtrarse a través del velo de la corrupción y devolver la confianza perdida a las carreteras de la provincia.
Me parece excelente que los jueces actúen como corresponde.
Muy buena nota. Y felicitaciones al Fiscal Maglier por su accionar.