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Maran: “Siempre las usurpaciones estuvieron vinculadas con la política sin importar el color político”

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El dirigente de barrio La Cortada visitó los estudios de La Grieta para hablar sobre el déficit habitacional y recordó al “Taca” Alderete.

Carlos Maran se expresó sobre el conflicto que se vive actualmente en barrio La Cortada debido a las usurpaciones: “Me causa mucho dolor saber que únicamente trascendemos en las noticias cuando son malas o preocupantes, porque nosotros tenemos una larga historia de haber conseguido muchísimas cosas para Reconquista y para nosotros, para los cortadeños; logros que nos han costado el doble de lo que le cuesta a cualquier otra gestión porque lo hacíamos desde una asociación civil, una organización comunitaria”.

“Nos llevó casi dos años de trabajo, en principio yo no estuve pero había gente de Caritas, gente de la Parroquia, de INCUPO, y se elaboró un proyecto de viviendas”. Desde 1981 hasta 1984, año en que pudieron conformarse como comisión, trabajaron para solucionar el problema de hábitat de las familias del barrio. Entre aquel período y hoy, la situación no ha variado, según Maran. “El cortadeño tiene un problema, no quiere irse de La Cortada”, reveló.

“Ese año cuando hicimos el relevamiento con 500 viviendas solucionábamos el problema habitacional. Cuando terminamos las 500 teníamos 800 más que solucionar, porque las familias se habían desdoblado en esos 10 años. Desde que empezamos, en el año 84 con el primer modelo y después hicimos en La Cortada 120 viviendas por esfuerzo propio y ayuda mutua, conducidas por la organización, por nosotros. Después las viviendas que se fueron agregando, fueron hechas por esfuerzo propio, por ayuda mutua, pero conducidas por la Municipalidad”, explicó.

“¿Qué ha variado en ese tiempo? El resultado. Nosotros a través del esfuerzo propio y la ayuda mutua construíamos comunidad, construíamos el hogar, construíamos la familia. Era más importante que el vecino sea el vecino y no entregar la casa; después lo que se privilegiaba era entregar el modelo, el módulo, la vivienda, pero no se construía lo otro que era la relación de vecindad”, planteó. “Recuerdo siempre que cuando se cambiaron los primeros a sus viviendas hermoseaban la casita por delante, el jardincito, si la tenían que cerrar, como la vivienda era un sólo ambiente grande hacían las divisiones, y lo último que se hacía era el tapial en el fondo. Hoy cuando se entrega llave en mano no sabés quien viene, entonces lo primero que hacés es el tapial”.

“Todo ese ámbito solidario, de comunidad, de sociedad, de respeto por lo valores, desaparece. Desapareció el concepto de medianera, hasta eso. Hay muchas cuestiones que han cambiado por las urgencias”, agregó.

“Estuve mirando la usurpación y he visto una segunda generación de usurpadores y eso me preocupa muchísimo. Hijos de las familias que han hecho la primera usurpación. Entonces, esa es una gran preocupación porque el Estado ha tenido que en emergencia solucionarle a alguna familia y esa familia no ha tomado los controles necesarios para poder inducir, sugerir, a sus hijos que antes de formar una familia hay que construirse”, manifestó Carlos.

Y continuó: “Hoy tenemos muchos matrimonios jóvenes, muchos no son mayores de edad. Hay que analizar los contextos. Cuando hicimos las primeras 500 viviendas era gente que había sufrido inundación; era gente que ha tenido que embarrar varias veces su rancho por las inundaciones; era gente que ha sufrido el Mal de Chagas; que ha vivido de la pesca; que ha vivido de la marisca, y la casa era el medio para dignificar parte de su convivencia, y además de saber que posiblemente sus hijos tengan una piecita donde no compartir el dormitorio con los padres. Todas esas cosas hay que ponerlas en valor”.

“Hoy muchos padres caemos en un error, hay una adolescentización de los padres, muchos son jóvenes y tienen hijos adolescentes que ya tienen pareja; esa escasa diferencia de edad a algunos les quita autoridad porque la autoridad pasa a ser el abuelo. En una misma vivienda te encontrás con que hay tres generaciones, el hacinamiento por un lado, y además, el hecho de que lamentablemente muchos de esos adolescentes que usurpan o conforman familias a muy temprana edad no terminan sus estudios, y al no terminar sus estudios tampoco hay una salida laboral certera”, sostuvo. “Esto es un problema del Estado; tenemos que construir ciudadanía, tenemos que construir conciencia, pero desde el Estado dando respuestas en el contexto a las emergencias, tenemos que dar respuestas también dentro de la estructura a problemas de fondo y la vivienda es un problema de fondo”.

Sin embargo, admitió que “hay una estigmatización” para conseguir trabajo debido al barrio del que proceden, “nos ha pasado a nosotros cuando éramos más pibes del barrio que vivíamos”. “Después nosotros lo pudimos revertir a partir de un proceso que lo sufrimos nosotros mismos. Cuando empezamos a mostrar que organizados nosotros como barrio hemos tenido los logros que hemos tenido, y que además, pueden servir de ejemplo han cambiando un poco las cuestiones”, afirmó.

Desde sus inicios de esta idea, “fue el “Taca” Alderete el que la llevó adelante, el que la motorizó. La tierra era estatal, era un bañado; la Municipalidad hizo la cesión del terreno por medio de una ordenanza y después se hizo un proyecto al exterior, con CEBEMO (Organización Católica Holandesa para la Financiación Conjunta de Programas para el Desarrollo) para conseguir financiamiento. CEBEMO financiaba proyectos integrales a los países del tercer mundo, así es como el proyecto integral de la Organización de Viviendas de La Cortada pudo lograr el financiamiento de relleno y de construcción de viviendas. El único requisito que ponían ellos era que el proyecto lo tenía que conducir la comunidad, porque en ese momento los que conducían el proyecto era la gente de Caritas, INCUPO y la Parroquia”, relató.

Este proyecto deja de existir “por la usurpación, porque los últimos 42 lotes ya los teníamos diagramados, los estábamos trabajando y lógicamente había 200 familias en espera y se iban a adjudicar 42 con la dimensiones correspondientes de cada lote. Ahí hubo una movida nocturna que hizo que la gente vaya y ocupe y reclame derechos y ahí es donde yo decido dejar la organización”. Contó que fue en la década de los ’90, en un año electoral.

“Siempre las usurpaciones estuvieron vinculadas con la política sin importar el color político”, declaró. “La primera usurpación con todo lo político fue el loteo Nardelli, en la entrada de Luján. Todas las usurpaciones tuvieron ese tinte”.

“Si vos tenés todo armado y lo vas a adjudicar de buena fe hay quienes lo ven como un logro político que evidentemente es un logro de gestión y hay otros que en un año político no les interesa que vos muestres las cosas que lograste, entonces te encarajinan de esta forma”, apuntó Maran.

Aseguró que hoy es posible armar algo así como lo que ellos armaron: “Lo único que tenés que tener es un fuerte equipo territorial, que hable el idioma de la gente y que interprete las urgencias de la gente”.

En cuanto a los problemas del acceso a la educación y al trabajo que mencionó anteriormente, dijo: “A nuestros hijos no le podemos decir que no estudien porque no hay trabajo; estudiá porque en algún momento cuando el trabajo te pida capacitación vos ya la tenés. El acto más revolucionario es educar al pobre, porque la educación es la que transforma. Nosotros no podemos pensar en transformar una realidad si no estamos capacitados”.

También se refirió al labor del “Taca” Alderete, reconocido e histórico referente vecinal: “Cuando nosotros gestionábamos los fondos para el exterior y nos mandaban los fondos -fue en la época de don Carlos Fabrissin- y el “Taca” bajaba a las 8 de la mañana del colectivo de Buenos Aires trayendo el cheque, pasaba por la intendencia y se lo dejaba a don Carlos. Nosotros organizábamos el acto, don Carlos venía y nos entregaba el cheque; el costo político lo asumía don Carlos Fabrissin”. Si bien, “el logro era del “Taca” y don Carlos en el acto siempre se lo reconocía, nosotros sabíamos cómo venía y no era necesario salir a ventilarlo por lo que el “Taca” fue lo que fue para nosotros y es lo que es hasta hoy, pero después vinieron muchos políticos que no han dimensionado la imagen y la personalidad del “Taca”, es más, por eso en tanta mediocridad la imagen de él se agranda”, expresó.

Respecto a si hay solución a la problemática actual por la falta de tierras y la falta de viviendas, Carlos Maran sostuvo: “Hay cuestiones que tenemos que analizar: primero, la usurpación es un delito y la gente debe entender que lo que hizo fue un error, pero nosotros en esta ciudad como Estado no lo estamos haciendo”, en cuanto a garantizar ese acceso. “Tenemos que desarrollar una política de Estado que venga quien venga la tenga que continuar. Este déficit habitacional de casi 5.000 familias que tenemos en Reconquista no se va a solucionar con una gestión”, pero sí “mientras las políticas de Estado sean coherentes y correctas. Entonces ¿Qué debería hacer la política de Estado? Desarrollar viviendas para quienes la necesiten. El Estado debe dar soluciones a la gente y para eso hay que trabajarlo”, finalizó.

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