El Gobierno de Alberto Fernández sostiene que, en medio de la pandemia, no avanzará con tratados de libre comercio. Además, desde Cancillería le dijeron a RT que el conflicto con Brasil tiene un fuerte trasfondo ideológico.
La noticia sacudió Sudamérica: Argentina no quiere avanzar con tratados de libre comercio entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y otros países, causando cortocircuitos con los socios del bloque regional —Brasil, Paraguay y Uruguay— nacido en 1991.
Cada actor del conflicto dio a conocer la información de distinta manera: Asunción, que ejerce la Presidencia Pro Témpore del grupo, señaló que Buenos Aires “anunció la decisión de dejar de participar en las negociaciones de los acuerdos comerciales en curso y de las futuras negociaciones”. Y a nivel local, la propia prensa argentina publicó que esa nación del Cono Sur incentiva la ruptura del bloque al no querer negociar, algo que cayó mal en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
De forma oficial, el Ejecutivo lanzó un comunicado el viernes pasado para reafirmar su intención de seguir dentro del Mercosur. También expresó que esta asociación es clave en la región ante la abrupta caída que tendrá el PBI en muchos países, y el posible desplome del comercio internacional.
Por su parte, el ministro de la cartera diplomática, Felipe Solá, reiteró en redes sociales que no se abandonará la organización.
La disputa con Bolsonaro
Parecía que mejorarían las relaciones entre ambas administraciones, pero las formas de ver el mundo son tan distintas que un contrapunto se hacía inevitable: Jair Bolsonaro apuesta por una mayor apertura de la economía hacia mercados extranjeros, y Fernández prefiere una política más proteccionista, considerando el delicado panorama social en su tierra.
“Con Brasil hay un trasfondo ideológico, nosotros no somos un Gobierno neoliberal, para empezar. De ahí comienzan las diferencias”, le dicen a este medio desde Relaciones Exteriores, cartera que no oculta los chispazos con el principal socio comercial. Sobre este punto, igualmente subrayan que la administración peronista tiene una visión pragmática.
Actualmente, Argentina está haciendo grandes esfuerzos para reestructurar su deuda externa ante el peligro cercano de caer en ‘default’, aunque ya comenzaron los incumplimientos en los respectivos pagos. Por otro lado, indican desde la Cancillería, la llegada del coronavirus “cambió el planeta”.
Con ese marco, Buenos Aires sostiene ante los demás miembros del Mercosur que no están dadas las condiciones para avanzar en negociaciones: “Planteamos sensatez y coherencia”, insisten desde Cancillería. Por ello, se pidió frenar los diálogos sobre tratados de libre comercio con otras naciones, como Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India.
“Estamos haciendo enormes esfuerzos para sostener el empleo”, acotan. En otras palabras, realizan un paralelismo con la apertura indiscriminada de las importaciones aplicada en los 90, que finalizó con el cierre de fábricas nacionales por no poder competir contra los productos traídos de afuera. Con el aumento de la desocupación, empezaba la antesala de la crisis del 2001.
Más allá de malos recuerdos, comentan que no pueden discutir ahora “algo que en realidad va a tardar muchos años en concretarse”. En el caso surcoreano, “tienen barreras sanitarias y deben controlar producto por producto”. Asimismo, un arreglo de tal magnitud con otro país necesita apoyos internos: “Antes del coronavirus teníamos una reunión con más de 50 cámaras industriales y agrícolas, junto a pymes, para consensuar estos arreglos, pero no la pudimos concretar”.
También puntualizan: “Son acuerdos heredados por otro Gobierno”, haciendo alusión a Mauricio Macri.
¿Cómo se destraba el conflicto?
A pesar de las informaciones cruzadas, por el momento Argentina no se retiró de la mesa de negociaciones, señalan voces del Ministerio. Lo que plantea Buenos Aires es que se avance de un modo más pausado, considerando el nuevo escenario global, “pero Brasil no quiso”. La propuesta original había sido “para preservar al Mercosur, y que los cuatro socios vayan a un ritmo parejo”, argumentan.
Ante la negativa de sus pares brasileros, que llevaban “mucha prisa” por adelantar los convenios —lineamiento apoyado por Uruguay—, la administración de Fernández propuso un acuerdo “a dos velocidades”. Esto significa: “Seguimos siendo parte de las negociaciones, pero lo hacemos desde una posición observadora. Dependiendo del contexto económico interno, definiremos si avanzamos en los acuerdos o no”, afirman.
Sin embargo, ahí nace el principal problema: la Decisión 32 del Mercosur determina que se deben “negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países”. Es decir, si Argentina no quiere firmar un acuerdo, no hay trato posible: “No pueden negociar en nuestro nombre”, confirman desde el Gobierno. Por ahora, la estrategia es dilatar el asunto, pese a los resquemores generados en Brasilia.
En medio de este ajedrez sudamericano, la Cancillería aclara que tanto Argentina, como Uruguay y Brasil intentarán encontrar “artilugios legales” para que la norma 32 no sea un impedimento en el desarrollo de los diálogos. De hecho, ese sería el tema principal a tratar en la próxima videoconferencia entre los representantes de los tres países, pautada para el 30 de abril a las 10:00 de la mañana (hora paraguaya).
Sin embargo, por las declaraciones públicas de Solá, todo parece indicar que no se pretende aprobar un acuerdo de este tipo. “Los que piden tratados de libre comercio del Mercosur con otros países no pueden destacar un solo beneficio para el trabajo argentino”, aseveró el funcionario.
Con este panorama, las fuentes consultadas expresaron: “La Cancillería argentina está muy tranquila”.
- Por ahora, Argentina no se opone a los acuerdos con la UE y la EFTA
El Ejecutivo dejó en claro que todavía no cuestiona, de modo formal, los tratados que firmó el Mercosur con la Unión Europea (UE) y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés) en 2019. Aquellos pactos, de los cuales trascendió poca información, en Argentina “todavía se están revisando”. Para concluir, el Ministerio precisa que a pesar de haberse cerrado, esos arreglos “aún no están en práctica”.
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