Tomaba mates con su suegra frente a un pasillo de barrio Las Flores cuando lo atacaron dos hombres. Recibió 24 impactos de bala. La mujer resultó herida en una pierna.
Brian David Vallejos tomaba mates con su suegra frente a una casa de pasillo de barrio Las Flores cuando, apenas pasado el mediodía, un auto se detuvo frente a ellos, dos hombres bajaron y comenzaron a disparar a mansalva. Con 24 orificios de bala en el cuerpo, el muchacho de 25 años falleció en el lugar, en tanto que la mujer sólo fue víctima del roce de un proyectil en la pierna izquierda.
El crimen, el sexto en tres días en Rosario, ocurrió en un pasillo de Lirio al 1900. En ese sector del interior profundo de barrio las Flores los disparos ya no llaman la atención y la miseria se respira. Pese a la violencia de todos los días, al advertir el ataque y escuchar los tiros algunos vecinos llamaron al sistema 911, con lo que los móviles policiales llegaron minutos después.
Brian David Vallejos, de 25 años, estaba tirado en el pasillo ya sin vida y su suegra María del Carmen B., “Marita”, de 52 años, había sido trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez con una herida en la pierna izquierda. “Llegó un auto, paró y bajaron dos muchachos. El muerto era un buen chico, no sabemos que pasó”, dijo un vecino. Una mujer que vive a pocos metros de la escena del asesinato dijo a viva voz: “No vi nada, estábamos adentro de la casa. Por ahí si le digo algo me matan a mi”.
Sobre las 15, en la esquina de Lirio y Guaria Morada los vecinos hacían cola entre los móviles policiales para acercarse a la familia y tratar de saber lo que había sucedido. El fiscal Gastón Avila, que permaneció por largo rato en el pasillo, aseguró que “se está investigando todo. Vallejos no tenía antecedentes y estaba en la casa en la que vivía hacía poco tiempo con su pareja. Las familias de los dos viven en el barrio”.
En tanto se secuestraron del piso del pasillo catorce vainas 9 milímetros que fueron enviadas a peritar. Un médico forense constató 24 heridas de arma de fuego con orificios de entrada y salida en la víctima. “Pueden ser rebotes de plomos en las paredes o más de una entrada del mismo proyectil al cuerpo”, aclaró Avila. El fiscal solicitó el levantamiento de rastros Y el relevamiento de cámaras de vigilancia privadas y públicas en la zona que a simple vista no se observaban, además de la pericia fotográfica y la toma de testimonios a vecinos.
En Las Flores pocos hablan, pero algunos se atreven, se indignan y creen que contando lo poco que saben al menos reivindicarán la memoria del joven fallecido. “Brian era ciruja y nunca tuvo problemas con nadie. No sabemos qué pasó pero él tiene un hermano que estuvo preso y dicen que puede ser una venganza por algo del hermano o que lo confundieron. Era un muchacho trabajador, bueno”, contó un vecino que terminó su breve charla con La Capital pidiendo disculpas “por no decir nada más”.
El cuerpo de Brian Vallejos permaneció unas tres horas sobre el piso del humilde pasillo, mientras la madre, el padre y sus hermanos mantenían un silencio tenso, sólo cortado por algún llanto ahogado o una mirada perdida.
Frente al pasillo donde murió Brian podían apreciarse dos imágenes pintadas que parecían reforzar la escena de su muerte. En la entrada de una casa, un mural del Gauchito Gil y, sobre una pared, un dibujo gris de la deidad pagana de San La Muerte. Tal vez cábalas para defenderse de los tiros y la violencia que se cobró una vida bajo el sol del mediodía en el barrio de la zona sur.
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