El nuevo directorio busca que el ex embajador macrista pueda generarle nueva credibilidad en el exterior y mostrarse distinto frente al Juez del Concurso. La empresa debe algo más de 1.400 millones de dólares y los bancos internacionales comienzan a presionar con fuerza.
En el mundo más tradicional de los negocios se los conoce como la gente que sabe qué timbre hay que tocar y obtener los mejores resultados. Ese parece ser el caso de Diego Guelar, 70 años, ex embajador de Argentina ante China entre 2015 y 2019. Antes este abogado, que se confiesa peronista de toda la vida, fue embajador en los Estados Unidos en dos ocasiones, otra en Brasil y también en la Unión Europea. Con esas cartas credenciales, los accionistas de Vicentin que suman 303 y son todos de la familia, decidieron elegirlo como un asesor especial para buscar socios y negocios, sobre todo en China. La decisión se tomó en Avellaneda al norte de Santa Fe y unos días más tarde de la elección del nuevo directorio de la compañía.
La firma se encuentra en concurso de acreedores con una deuda de cerca de US$ 1.400 millones. Y un banco de inversión estadounidense, Maxim, también les está buscando un socio inversor. El último 15 de octubre la familia quedó desplazada del directorio por primera vez en sus 90 años de historia, para “facilitar las cosas”. Y no lo relacionaron con la moratoria de la AFIP que les impidió acogerse a sus beneficios. Tampoco lo relacionan con la demanda penal que iniciaron los bancos acreedores del exterior que reclaman US$ 500 millones.
El nuevo directorio está integrado por el contador Omar Scarel que es el flamante presidente, el Ingeniero Daniel Foschiatti como vicepresidente y el abogado Estanislao Bougain como director titular.
Más que nuevos negocios, Vicentín parece estar buscando cambiarle la cara a la empresa fundamentalmente frente al Juez del Concurso que aún no decidió sobre el pedido de la provincia para que se intervenga el directorio y que estira todos los plazos al máximo generando así una angustia permanente entre los acreedores.
Algunos también podrán tomar la designación de Guelar como una declaración de guerra de la empresa al gobierno de Alberto Fernández, ya que si bien el ex embajador se muestra como peronista en los últimos tiempos se ha convertido en una pieza clave del macrismo en las políticas internacionales.
Los acreedores consideran que la empresa solo busca generar señales pero que su problema no es el de conseguir negocios, ya que sus productos son altamente demandados en todo el mundo. “A Vicentín no le faltan asesores para buscar negocios internacionales, necesita volver a generar confianza en el sector y eso parece haber quedado muy lejos en el tiempo”, afirman.
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